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 TERTULIA DEL HOMBRE Y SU TIEMPO - HT49 SENTIDO DE LA FELICIDAD A LO LARGO DE LA VIDA

Categoría: El hombre y su tiempo
Fecha: 09/05/2018

 

SENTIDO DE LA FELICIDAD A LO LARGO DE LA VIDA. Enrique Cabellos.

 

Es claro que nuestros objetivos y sentimientos sobre la felicidad van evolucionando mucho a lo largo de nuestra vida.

El bebé recién nacido busca la felicidad en el contacto íntimo, mejor piel con piel, con su madre, así como en la succión de leche, que sí es del pecho materna le remunera doblemente.

Poco después, cuando comienza a reconocer caras, sonidos, olores, una de sus grandes gratificaciones es la alimentación y ese sentirse satisfecho, reconocido con sus naturales eructos. Pero ya hay otras felicidades como espacios tranquilos, sin ruidos, o con sonidos habituales, voces, reconocimiento de rostros, gestos. La inquietud es enemiga de la felicidad.

A los pocos años surge ya el “Homo Ludens” de Huizinga, que ya será una constante muy acusada de toda su actividad posterior. Inicialmente el juego se circunscribe a su entorno, el chupete, los muñecos, las manos amigas. Luego los cubiertos, platos, trastos de su entorno, ciertos juegos que los adultos le acercamos para que aumente su interacción.

Es este un momento interesante por muchas razones. Es cuando aparecen diferenciaciones genéticas profundas. Recuerdo a mis nietos mellizos con poco más de un año, solo jugaban con pequeños rompecabezas y habrían visto algún episodio de los primeros “pocoyo” tan ingenuos. Estábamos en la cocina cuando él niño coje de un cajón una pala de madera larga, la empuña y se abalanza sobre su hermana con la punta de la pala, mientras ella retrocede asustada. Es la violencia paleolítica del hombre cazador y el miedo de la mujer que se cuida de daños.

Toda la moderna neurociencia incide en los primeros 5 años de vida como formativos no solo en enseñanzas, sino en la forma de asumir sentimientos, emociones, y vivencias que conforman una parte importante de cada personalidad. Aquí se descubre la felicidad, el miedo, la lucha por conseguir algo, y cómo defenderse de las acechanzas. Es un primer aprendizaje sobre cuál es la felicidad a que se aspira, al tiempo que el cerebro descubre estrategias, formas de aceptar, formas de mentir, de ser engañados y cómo manejar la realidad de formas diversas. Hay estudios interesantes sobre cómo el niño aprende a desconfiar y cómo una adversidad es aprendida y es convertida en animadversión, que solo será cancelada ante entre 6 y 9 veces de demostrarle confianza y cariño. Se puede verificar fácilmente si convives con un niño de poca edad de forma cercana y continuada.

El homo ludens no solo descubre el juego per se. Lo trascendente es que descubre que en todo se pierde o se gana, y que las consecuencias son poder, primacía, orgullo, posesión, pero también humillación, sometimiento, usurpación, daño. Hay una cierta obligación de ganar. Y el niño descubre que si vienen mal dadas hay la solución de la trampa, del engaño, del mentir. Se descubre un nuevo mundo que es el manejo de la mentira, del disimulo, de la broma o del arrumaco con el que consigue lo que no le da el juego. También descubre que no todos los juegos son inocentes, que hay recovecos inesperados. Que conocer las tripas del juego y sus puntos débiles o manipulables es promesa de triunfo. Ya estamos buscando el éxito y la felicidad por caminos sinuosos. Aprendes a luchar, a competir y a buscar escapatorias y vericuetos retorcidos. El juego es un trasunto de la vida. Haber jugado, ser buen jugador te aporta un plus de habilidades sociales de gran utilidad.

En la adolescencia la felicidad reside en la relación con los amigos y su fidelidad, aparece un sesgo de sexualidad como un desiderátum casi imposible, que conlleva aproximaciones y desencantos. Aquí la personalidad y ciertas vivencias pueden incidir de formas muy diferentes, desde una cierta angustia hasta una cierta satisfacción y afianzamiento de la personalidad.

La época de los estudios no suele ser, per se, un objetivo atractivo, porque, salvo excepciones, se ignora cuál será el escenario futuro, sino un viaje más o menos pesado hacia un porvenir de independencia y afirmación. Las divergencias en su enfoque pueden ser casi opuestas, desde el que se refugias en el nido familiar y su calorcillo ambiente, al que huye de casa y busca una autoafirmación en la independencia y la libertad sin límites. Sospecho que en esta etapa la felicidad es la punta de una aventura, una borrachera, o un éxito deportivo. A largo plazo se ve como algo lejano, sujeto al azar y a las fantasías.

Llegamos al mundo del sueldo con mayor autonomía que antes. Con toda su diversidad, sueldo en empresa o función pública, iniciativa personal de creación de negocio, o al frente de organizaciones no económicas (ONG, sacerdocio, investigación pura, matrimonio). Los primeros años ciframos la felicidad en un futuro brillante y, como el cuento de la lechera, se aspira a máximos maximorum. Es un nuevo mundo en el que lo más importante es conocer los códigos de tu organización, muchos de ellos no escritos ni manifestados, y algunos de ellos casi secretos.

Cada organización es diferente, pero siempre existen unas pautas comunes. Se valora el esfuerzo, la fidelidad, la actitud, pero también ante algún superior sirve el peloteo y, como decía un director muy considerado “La adulación en el peor de los casos es irrelevante”. En el fondo hay una cierta consideración del todo vale para conseguir mis fines.

Entonces surge un parámetro imprevisto, hay que cambiar de empresa por tener camino cerrado, o por el oro y el moro ofrecido, o por iniciativa propia sospesada. Otras veces en empresa grande hay que pasar a otra división u otra unidad de negocio. Te das cuenta de que todo es diferente, de que te miden y valoran por conceptos diferentes, o incluso que nada de todo lo aprendido sirve y hay que reciclarse a toda prisa en campos insospechados.

Son años duros. Buscas un reconocimiento, un sueldo, un bienestar. Pero ya te has casado y tienes hijos, con un proyecto familiar ambicioso, que es difícil de compartir con un trabajo duro y exigente al que dedicas horas y días. Sigues con tus desiderata y puede haber un sentido de fracaso familiar y empresarial. La familia condiciona mucho y hay divorcios y separaciones traumáticas que, salvo en persona muy equilibrada, puede dar al traste con tu futuro empresarial. Es una fosa negra donde algunos caen sin remedio. La ecuanimidad, serenidad y el saber repartir tus esfuerzos es una clave que no todos manejan. Algunos sacrifican muchas cosas para alcanzar un puesto brillante; otros eligen un futuro que nunca se imaginó y se toma una senda antes desconocida. Pocos consiguen armonizarlo todo, familia, trabajo, empresa, justas ambiciones, lugar en el mundo. La felicidad se convierte en algo muy complejo, ya no es un objetivo, sino más bien una actitud de estar en el mundo jugando varias partidas sin perder en ninguna y ganando dentro de lo posible.

“Dentro de lo posible”. He ahí una pista. Eduardo Punset interrogando a biólogos, psicólogos y, sobre todo, con especialistas en neurobiología llega a la conclusión de que “La FELICIDAD es la ausencia de MIEDO”. Hay que aprender a mirar al futuro como algo manejable, algo con lo que debemos coexistir, que sea lo que fuere, no debe asustarnos. El futuro que siempre hemos considerado como amenazador, no es nada más que la vida. Y solo tenemos que aprender a vivir.

Han pasado los años, los hijos crecen, las situaciones se tornan más estables y, salvo crisis violentas, el humano se ha acomodado a un ámbito de confort relativo. Cuidado!!. No olvidemos que las grandes crisis suceden cuando menos lo esperas, y casi te las topas una cada 10 – 15 años. Seguro que en tu vida atraviesas dos o tres. Es posible que las hayas capeado reduciendo trapo, amarrado en roda, o a redoso de una escollera. Pero también es posible que te haya dejado un trauma para toda la vida. La estabilidad emocional es vital, así como la capacidad de luchar y sobreponerse a situaciones nefastas y a emociones desgarradoras. La felicidad deja de ser grandes expectativas, cada vez tienen más valor un beso, un abrazo, un pequeño obsequio, cuatro días de vacaciones con seres queridos.

Llegamos a la jubilación y ya no hay jefe, ni lucha por un ascenso. Desaparecen muchas inquietudes y por fin te puedes dedicar a tus aficiones, a la familia. Se descubren los nietos como unos hijos sin inconvenientes y surge una felicidad más fácil, más próxima, porque tienes menos miedos. Puedes disfrutar de una felicidad sin barreras al alcance de la mano. Pero también surge el problema de la salud. Muchas veces la preocupación no es la propia, sino la de tu pareja o de tu familia, de la que no quieres separarte. Hay que prepararse para aceptar la muerte de familiares, amigos, compañeros, que conviene entender como algo natural, inherente al mundo, que conviene contemplar con calma y apoyando a los que menos la aceptan. Al final puedes contemplar la vida como un viaje que acaba. Ya no buscas felicidad, sino compañía y paz de espíritu.

Este tema podríamos analizarlo desde múltiples enfoques, y además es muy posible queen cada persona tenga una valoración distinta. Cada vida es algo individual e irrepetible y en cada persona puede haber factores que oscilen entre la tragedia y  la risa, desde el desencanto, al desprecio. Es tan solo una visión como podría haber muchas más.

 

FUNDAMENTOS DE LA FELICIDAD. Carlos Paris.

·         La felicidad depende de factores internos y externos a la persona.

 

·         Los factores externos vienen determinados por las condiciones de entorno: salud, amor, ambiente, etc. No dependen de la propia actuación de la persona. Los internos, en cambio, sí dependen de dicha actuación.

 

·         Existen también  factores genéticos que proporcionan una mayor o menor predisposición de cada persona hacia la felicidad.

 

·         Por su naturaleza, los factores externos pueden variar, en función de las condiciones de entorno en que se encuentre la persona.

 

·         Dichos factores externos, por su variabilidad, son que los impiden la existencia de un nivel de felicidad permanente.  Dan lugar a distintos niveles de felicidad, en función de la influencia que ejercen en la persona en cada momento de su existencia.

 

·         Existen, sin duda momentos de felicidad y pienso que también periodos de felicidad. Los primeros se deben, casi exclusivamente, a factores externos: emociones, disfrutes,  impactos sensoriales, etc.  Los periodos de felicidad, más perdurables, exigen un grado de satisfacción personal como consecuencia de haber logrado  cierto cumplimiento de los objetivos planteados.

 

·         Para tener acceso a ese cumplimiento de objetivos, además de una fijación correcta de los mismos (dando prioridad a los de tipo ético), se requiere disponer de una personalidad madura forjada trabajosamente a través de los años.

 

SENTIDO DE LA FELICIDAD A LO LARGO DE LA VIDA. Raúl Celestino.

Esta nota empecé a escribirla hace tiempo y he ido cambiándola, pues no terminaba de lograr lo que pretendía expresar. Aún con esa insatisfacción voy a enviarla.

   ¿Qué es sentido de la felicidad? ¿Cuándo nos sentimos felices?

Internet facilita más de 20 millones de entradas. Me decido por

-          Ser feliz es estar sereno

-          Solemos equiparar la felicidad con placer y falta de tensión

-          Felicidad es plenitud, perfección

-          La felicidad es una emoción que se produce en el ser vivo cuando cree haber alcanzado una meta deseada

-          La felicidad es un estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno

Había bastantes más, pero supuse que era suficiente para intentar desarrollar algunas ideas.

Otra pregunta ¿Sentirse feliz es algo que se mantiene un plazo corto o es una situación que se puede mantener en un tiempo relativamente largo?

Y yendo al planteamiento del coloquio, “Sentido de la felicidad a lo largo de la vida” ¿Nos sentimos felices de forma diferente según transcurre nuestra vida?

A la primera pregunta se contesta repasando la lista que he escrito más arriba. Ninguno de esas circunstancias puede mantenerse en el tiempo sin que aparezca algo que estropee la situación, que nos preocupe, que nos produzca tensión, una nueva meta que sustituya a la alcanzada, etc.

En cuanto a la segunda pregunta, me parece claro que según transcurre la vida vamos cambiando y por tanto todas las cosas que nos conciernen.

No tengo ninguna formación profesional en esos aspectos, de forma que tan solo escribiré de aquello que he vivido, o que han vivido otros a los que conocí o de los que supe, sin intentar generalizar demasiado, aunque siempre se generaliza.

Al principio la vida parece bastante sencilla. Hay una familia que nos cuida y la sensación de bienestar, y por tanto de felicidad, es tener las necesidades cubiertas, ya sean materiales, alimentación y otras circunstancias físicas, como el cariño recibido. Al decir esto soy consciente que muchos humanos tienen unas circunstancias que hacen imposible que  en algún momento de su vida hayan podido ser felices. Gracias a los sistemas de comunicación actuales conocemos la realidad de esos otros con detalle y en tiempo real.

Según se va creciendo, la vida se va complicando. Entran ya las relaciones con otros. La protección que hemos tenido hasta entonces ya no es tan cercana, no siempre los que nos quieren están cerca y los otros, los que no nos quieren o les somos indiferentes, pueden tener posibilidades y ganas, de hacernos daño. No quiere esto decir que no podamos sentirnos felices, pero de alguna forma esa felicidad se ha vuelto algo más frágil.

Esa sensación de fragilidad va a aumentar con el tiempo y nos damos cuenta que cada vez va a ser más frecuentes que los momentos felices, que existirán, son más complicados pues intervienen muchas circunstancias.

¿Y la felicidad que nos produce alcanzar la meta deseada? ¿Qué pasa cuando no se alcanza? O peor ¿Qué pasa cuando esa meta no está fijada por nosotros, sino por alguien externo? Hay bastantes tragedias producidas por no alcanzar metas. Si son propias, porque las fijamos sin conocer nuestros límites y/o circunstancias, si son de otros porque ni nos sentimos felices alcanzándolas.

Con respecto a las metas y objetivos hay otra cosa que va cambiando con el tiempo. Al principio las metas se refieren a nosotros mismos, conseguir una formación, un trabajo, un puesto en ese trabajo. También formar una cierta familia, que las cosas vayan bien.

Hay un momento que las cosas cambian. Yo no son metas que se refieran a nosotros, ahora se refieren a los demás, comúnmente a la familia. Nos importan, y nos hacen felices o infelices, lo que ellos consiguen, sus triunfos y sus fracasos.

Para mí, este ha sido el cambio más importante en mi sentimiento de felicidad, y va creciendo.

 

 

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