Asociación de Veteranos de Dragados

El corte convencional que damos al tiempo al pasar de un día -31 de diciembre- a otro -1 de enero- inmersos en todo un jolgorio de cenas y toma de uvas al son de las campanadas de la Puerta del Sol, abre ante nuestras conciencias el sentimiento de que estamos ante una nueva etapa vitalque se presenta como una gran pista de esquí por la que podemos deslizarnos durante doce meses apoyando nuestros bastones en hitos de buenos propósitos que nos harán mucho mejores.  Y el que no se lo plantee así, como una oportunidad ilusionante para conseguir nuevas metas, es que no participa del pensamiento colectivo de la gente de nuestro tiempo.

Junto a las ilusiones por conseguir cosas que no tenemos, también esa pista de esquí a la que llegamos por Año Nuevo viene cargada de incógnitas, la mayoría de respuestas inciertas porque no las podemos manejar desde nuestro joystick particular. En este 2023 son varias las preguntas que hacemos al aire: ¿Se acabará el Covid? ¿Terminará la guerra de Ucrania? ¿Quién mandará en nuestros municipios, Comunidades Autónomas y en el Gobierno de España al final del año? ¿Cómo marchará la economía y el trabajo en nuestro país?  Y así, bastantes más.

Lo que está claro es que inquietarse por el devenir de los grandes temas de nuestra sociedad es también un signo de vitalidad personal, tengamos la edad que tengamos.  Lo que no vale, en mi opinión -una más, sin ninguna pretensión de prevalencia frente a otras- es enrocarse en nuestro reducido espacio vital, no participar de las ilusiones y de las inquietudes de los demás, y sentarse a esperar a que otros nos lo den resuelto.

Inquietudes, sí.  Pero ilusiones también.  Feliz Año 2023 a todos los amigos de la AVD.