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 TERTULIA DE HISTORIA - H71 - EL NACIMIENTO DE LA POLIS - PARTE I / II

Categoría: Historia
Fecha: 18/03/2019

 

  EL NACIMIENTO DE LA POLIS. Joaquín Guerrero

Cuando uno habla de la ciudad antigua como una sociedad dentro de la cual operaran instituciones, el primer historiador moderno en cuyo nombre se piensa es Fustel de Coulanges. En su libro La Ciudad Antigua, todo un clásico publicado en 1864, Fustel establece cómo en la familia surge de manera natural el culto a los antepasados y el fuego sagrado y, con ellos, el derecho de propiedad. De la familia deviene el genos en el que se agrupan familiares más lejanos (pero con un antepasado común) y sirvientes entronizados en el culto familiar y que, cuando eran liberados, entraba a formar la clientela. Las necesidades de subsistencia, o de mayor protección, unirían a varias familias que mantendrían sus cultos privados pero implantando el culto a un dios superior para que velara por la nueva comunidad. Las familias se unirán en fratrías y éstas en tribus. Las tribus, a su vez, se asociarán –aunque respetando el culto de cada una- para formar la ciudad.

La teoría de Fustel de Coulanges no es exactamente aplicable a la creación de las poleis por las circunstancias que, durante la Edad del Bronce, se dieron en Grecia. En efecto, la destrucción de los palacios micénicos tras la Guerra de Troya (según Herodoto hacia 1250 a. C.) provocó una regresión cultural y humana hasta el punto de que se estima que la población se redujo en un 75% con respecto a la que existía en la época palacial. Grecia entra en la muy poco conocida Época Oscura en la que la escritura – el lineal B- y las aglomeraciones urbanasdesaparecen y en su lugar surgeeloikos,la casa, en la que habitaba una familia extendida, aumentada con sus siervos y esclavos dedicados a la actividad agropecuaria en las tierras anexas y formando todo ello una micro-unidadautárquica en lo económico y en lo social.

Pero esta situación va a evolucionar a finales del siglo X,cuando Grecia tiene un gran crecimiento, tanto económico como demográfico, cuya consecuencia será la aparición de las condiciones necesarias para que surja, de manera escalonada aunque generalizada, la polis. Y antes de entrar en cómo tiene lugar el proceso conviene definir a qué llamamos polisy cuáles son las características que diferencian este tipo de ciudad de las agrupaciones urbanas anteriores. Y aquí nos encontramos con que las definiciones son casi infinitas y, aun cuando hay una relativa coincidencia a la hora de enumerar las particularidades específicas de este tipo de ciudad-estado, también las divergencias son enormes cuando se trata de jerarquizar todas estas características. Por otra parte cualquier intento de definición va a chocar frontalmente con la extrema diversidad que la realidad histórica presenta a este respecto. Los casos de Atenas, Esparta, Corinto o Éfeso fueron totalmente diferentes por poner sólo cuatro ejemplos.Por ello y de manera algo humorística ha tenido cierto éxito la reciente afirmación de que Polis es lo que los griegos llamaban polis. Por su brevedad –y pese a ser discutible- expondré la definición de Duthoy (1):

La polis es una comunidad micro-dimensional, jurídicamente soberana y autónoma, de carácter agrario, dotada de un lugar central que le sirve de centro político, social, administrativo y religioso y que es también, frecuentemente, su única aglomeración.

En cualquier caso cabría resaltar que lo importante a la hora de caracterizar laspoleisva a estar, más que en temas materiales, en la participación ciudadanatantoen la administración de la justicia como en la gestión pública y política de la ciudad.  La polis no merece tal nombre hasta que se alcanza dicha participación.

Si controvertida es la definición de la polis, polémica será, como es lógico, la fijación de una cronología para su nacimiento. Aunque para algunos la polis es heredera directa de los palacios micénicosesta tesis que ha sido contestada con muchos argumentos entre los que no son menores la diferente ubicación geográfica de ambos tipos de comunidades y el lapso de siglos vacío que hay entre ellas durante la Época Oscura. La mayor parte de los historiadores defiende que la polis surge entre los años 800 y 750 a. C. y lo argumentan diciendo que la fundación de las colonias, en la primera mitad del siglo VIII, requería que las metrópolis ya tuvieran una cierta estructura política. Otros afirman que los lazos existentes entre comunidades en Grecia en el siglo VIII eran tan débiles, y su cuadro físico tan poco importante, que hasta el año 700 no emerge realmente la polis arcaica. En cualquier caso es claro que lo que pueda decir la arqueología sobre el proceso de urbanización y la construcción de un centro cívico y religioso está, a la hora de fijar una cronología, en un rango inferior al tema, inmaterial pero realmente importante,de la actitud de los ciudadanos y su participación en la gestión pública.

El indudable carácter agrario de la polis y su pretensión de autosuficiencia requería zonas agrícolas diversificadas –cultivos, pastos, bosques etc.- y razonablemente amplias. Tales zonas se llamaban la chora en contraposición al asty que era el núcleo urbano. En la pólis arcaica había pobres y ricos, es decir aristoi y demos, pero todos vivían directa o indirectamente del campo y, a fin de garantizar la íntima relación entre chora y asty, es decir entre el territorio y la ciudad propiamente dichaestarán, como luego veremos, los santuarios extra-urbanospara cumplir con esta función.

Peropara que nazcala polis se requiere alcanzar un cierto equilibrio entre los grupos humanos que la van a formar y que, en muchos casos, habían estado enfrentados entre sí durante la Época Oscura. Por eso se necesitan, sobre todo en los momentos en que se está formando la polis, “puntos de anclaje” que estabilicen el proceso.

La polis introduce en la Historia un concepto nuevo: la posibilidad para una seriemás o menos numerosa de individuos de dotarse de sus propios instrumentos de organización y gobierno,en la que el poder lo van a tener ellos, los ciudadanos. Por lo tanto la polis es una estructura que surge al servicio de unos intereses fundamentalmente económicos que inicialmente favorecían a los aristoi pero que, en pocas generaciones, se extenderán a otros grupos sociales.

La polis va a requerir la existencia de un centro, el asty, en el que van a estar los órganos de gobierno y el santuario de la divinidad tutelar, pero también es imprescindible lachora, territorio del que se extraerán los recursos necesarios, fundamentalmente los agrícolas. Todo ello, y para que se pueda hablar propiamente depolis,debe venir acompañado de un ordenamiento jurídico y de leyes o normas que, al principio, serán sólo para los aristoi, los ciudadanos. En palabras de Tucídides: “Una ciudad consiste en sus hombres y no unas murallas o unas naves sin hombres”Tucídides, VII 77.7.

La polis nace pues cuando surge el concepto de polites, el ciudadano, es decir cuando un conjunto de individuos se considera relacionados entre sí por un vínculo común que los define como miembros de un mismo círculo. Vínculo que no es familiar ni comunal, como lo había sido hasta entonces, sino político pero que necesita puntos de anclaje, tanto materiales como ideológicos, paraapuntalar esa nueva relación superandoaquellos otros vínculos que pudieran haber poseído originariamente.

El concepto fundamental para explicar la fundación de la polis es el cinecismo(synoikismos), que así se llama el proceso por el que se pasa de la situación poblacional de finales de la Época Oscura, con oikoi diseminados por una determinada región incluyendo aldeas y hasta algún centro de más entidad, a la polis con su carácter de ciudad-estado. Pero hay que aclarar que aunque exista la ciudad ello no implica el que no pocos de sus ciudadanos continúen viviendo en el campo. Evidentemente el cinecismo fue multiforme y en unas ocasiones intervino la persuasión, en otras la fuerza o, también, la mezcla de ambas. La casuística fue múltiple pero, sin duda, el éxito de los primeros casos de sinecismo hizo que el ejemplo se extendiera por toda Grecia, aunque sólo fuera porque sus resultados parecían convenientes. También se dieron algunos casos en los que el proceso fue dinamizado por reyes o por héroes. Así ocurrió en Atenas tal como nos cuenta Plutarco.

Después de la muerte de Egeo se propuso Teseo una ingente y admirable empresa: reunió a los habitantes del Ática en una sola ciudad y proclamó un solo pueblo y un solo estado, mientras antes estaban dispersos y era difícil reunirlos para el bien común de todos e, incluso, a veces tenían diferencias y guerras entre ellos. Yendo, por tanto, en su busca trataba de persuadirlos por pueblos y familias; y los particulares y pobres acogieron al punto su llamamiento mientras que los poderosos, con su propuesta de estado sin rey y de una democracia que dispondría de este rey sólo como caudillo en la guerra y guardián de las leyes, en tanto que en las demás competencias  proporcionaría a todos una participación igualitaria; a unos estas razones los convencieron y, a otros, temerosos del poder de Teseo que ya era grande y de su decisión, les parecía aceptarlas por la persuasión mejor que acatarlas por la fuerza” (Plutarco, Vidas Paralelas. VitaTheseo., 24, 1-2).

Caso distinto, por estar ya reglado, se produce cuando se fundan las colonias griegas en el Mediterráneo. El oikistes conduce la expedición a un lugar que ha sido reconocido y estudiado anteriormente. Tiene ya previsto el lugar donde se edificarán el ágora y el templo. También se tendrá previsto el territorio, chora, que se va a poder controlar y se habrán preestablecido unas razonables relaciones de convivencia con los indígenas vecinos. Las estructuras políticas y jurídicas serán similares a las que hubiera en la metrópoli.

Pero la idea de “ciudadano” implica la de “no ciudadano” porque no todos los habitantes de un cierto territorio iban a ser considerados sujetos de derechos y deberes como aquellos que se van a convertir en politai. En la polis habrá, desde su nacimiento, grupos enteros de población que, recibiendo distintos nombres,no van a serconsiderados como ciudadanos. Tal fue el caso de los esclavos o de los ilotas (2) espartanos o los metecos (3) atenienses.

Es evidente que unificar política y económicamentea individuos que vivían en un espacio determinado implica un importante movimiento centrípeto. El comenzar a considerar como conciudadanos a individuos con los cuales nada se había tenido en común, el solidarizarse con sus necesidades defensivas y el ir reconociendo que eran más los factores que unían que los que separaban, es un logro evidente. Y ello se ve más claramente si consideramos que en la Época Oscura las relaciones entre los habitantes de una región solían ser, habitualmente, de hostilidad.

Pero también se producen movimientos centrífugos porque se reduce el poder de las estructuras familiares autárquicas que caracterizaban a la Época Oscura y porque la concentración del poder en manos de los aristoipodía empeorar la situación de otros grupos, campesinos o aldeanos por ejemplo.

Una de las características de la poli griega, frente a lo que venía ocurriendo en las ciudades orientales, fue la publicidad de las decisiones y la presentación de las propuestas por el basileus ante el demos para que los ciudadanos les dieran su aprobación.A tal efectoen el centro de la ciudad existía un lugar llamado ágora que inicialmente era el nombre que recibía la asambleade ciudadanos y,luego, el lugar donde ésta se celebraba. Más tardeel nombre designaría también al lugar donde tenía lugar el mercado. También la polis tendría otro punto central igualmente importante, el templo o santuario de la divinidad tutelar (4) a la que se denominaba poliada, esto es guardiana de la polis  (5).

A partir del siglo VIII el prestigio y el poderío de la ciudad van a estar en correspondencia con la riqueza y belleza del santuario dedicado a su divinidad tutelar. Y esto lo prueba los imponentes tesoros que los arqueólogos han desenterrando en algunos de estos templos.

Pero no van a ser sólo estos dos puntos centrales los que van a configurar la polisporque ésta implica necesariamente otra cuestión básica, el territorio, la chora, donde permanecen la mayor parte de sus habitantes y donde se extraen sus recursos alimenticios. La polis debe controlar este territorio, darle un determinado ordenamiento para que así pueda servir mejor al beneficio de los ciudadanos. Y para mantener los lazos de unión entre chora yastyse necesitan igualmente “puntos de anclaje” que serán los santuarios extra-urbanos. Estos santuarios, dedicados a divinidades que protegían los cultivos o los bosques, aparte de su función puramente religiosa, serán jalones para el control de la polis sobre su territorio. Ylas habituales procesiones rituales entre centro y periferia tendrán un papel primordial para que se tomara conciencia de la unidad territorial y social.



  1. Citada por A. Domínguez Monedero. La Polis y la expansión colonial griega. P. 61.
  2. No eran esclavos sino siervos que pertenecían al estado y estaban adscritos a la propiedad que cultivaban. No eran objeto de comercio y se quedaban con el fruto de su trabajo una vez deducida la renta que correspondía al titular de la propiedad.
  3. Los metecos eran simplemente extranjeros que vivían en la polis. En la época de Clístenes se les dio un estatuto especial aunque lejano al que tenían los ciudadanos. Aristóteles fue un caso típico de meteco.
  4.  En la época micénica el templo estaba situado en la acrópolis, es decir en el palacio del wanax, el rey. Ahora, en la polis, se sitúa en el centro, donde se halla el nuevo poder
  5.  Palas Atenea en Atenas, Artemisa en Éfeso, Apolo en Mileto y Cástor y Pólux en Esparta etc.

La esencia primigenia de la polis, con unos aristoi que eran los únicos que tenían los derechos de ciudadanía, va a cambiar pronto con lo que se ha llamado la “reforma hoplítica”. Las guerras, que habían sido habituales en Grecia, se agudizaron al llegar la época arcaica. La explosión demográfica de comienzos del siglo VIII, unida a la pobreza del suelo, indujeron múltiples conflictos con el objetivo de aumentar la extensión de la chora de las ciudades y así superar los crecientes problemas de subsistencia. Estas guerras pusieron a punto unos sistemas de lucha diferentes a los anteriores, agrupando el ejército en falanges de infantes pesadamente armados, los hoplitas, cuya efectividad con respecto a los modelos antiguos se demostró muy pronto. Las consecuencias fueron múltiples. En primer lugar los campesinos libres pidieron compensaciones por tener que hacer frente, a su costa, a la compra del costoso equipamiento militar. En segundo lugar este tipo de combate, codo con codo, de los aristoi y sus clientelas creaba solidaridades permanentes  (1).En definitiva que se demandaban por el demos derechos difíciles de negar una vez acabada la guerra. Era, como dice Finley, “la extensión de la función militar del aristócrata a un sector más amplio de la población” (2). Finalmente esta forma de combate tuvo como consecuencia unas leyes que fue preciso dictar y que van a eliminar o, al menos reducir, las diferencias entre el aristos y el hombre del demos. Va a cambiar el panorama jurídico- político de la polis y esta situación se hará más patente cuando, algo después, algunos aristoi tomen sobre sí la defensa de las reivindicaciones del demos.

En el siglo V a. C. la población en el Ática debía rondar las 250.000 personas de los que sólo unas 60.000 serían ciudadanos con derecho a voto. Téngase en cuenta que ni los esclavos, ni los extranjeros –metecos- ni las mujeres, ni los varones que aún no hubieran terminado su entrenamiento militar, tenían tal derecho que, además, podía perderse en algunos casos como poratimia es decir por tener impagados sus deberes fiscales con la ciudad.

La ciudadanía, en general, era hereditaria aunque la Asamblea podía concederla de manera extraordinaria por servicios importantes a la polis de manera individual o colectiva como fue el caso en Atenas, a finales del siglo V a. C. con la concesión por razones de agradecimiento político, a Platea (420 a. C.) o a los habitantes de la isla de Samos.

Cualquier ciudadano estaba autorizado a tomar iniciativas tales como hablar en la Asamblea, proponer una ley o iniciar un juicio público. La administración estaba en manos de los magistrados, cerca del millar en Atenas, la mayor parte de ellos elegidos por sorteo con lo que se evitaba que los más ricos, elocuentes o famosos monopolizaran la Asamblea. Aristóteles cuenta como, tras el sorteo, los futuros magistrados eran interrogados por el Areópago para comprobar su legitimidad. El interrogatorio era el siguiente:

¿Quién es tu padre y de qué demo proviene? ¿Quién fue padre de tu padre? ¿Quién tu madre? ¿Quién fue padre de tu madre y en qué demo tuvo su origen? ¿Posees un santuario de Apolo legado por tus ancestros y un Zeus que proteja tu hogar? ¿Tienes un mausoleo donde repose tu familia?¿Dónde se encuentra? ¿Tratas con el debido respeto a tus padres y cumples con las obligaciones pecuniarias y militares que el estado impone? Aristóteles, Constitución de los atenienses 55-3

En todo caso el ciudadano debía previamente ofrecerse para ser magistrado ya que la aceptación no era obligatoria.

Aparte del sorteo un centenar de los magistrados se elegían por votación entre ciudadanos ilustres para ocuparse de algunas funciones especiales. Entre ellos estaban los strategoi, es decir los generales, a los que se les pedía conocimientos y cualidad esa de cuados para su función. También estaban los administradores de los recursos públicos, que debían ser necesariamente ricos ya que tenían que responder con su patrimonio personal en el caso de que incurrieran en una administración fraudulenta.

 

Sobre el nacimiento de las Poleis griegas. Francisco Castellanos.

Para los griegos, la Polis no se identifica con un territorio sino con el conjunto de sus ciudadanos.

La Grecia continental, por su orografía, está dividida en regiones muy diversas y de difícil comunicación entre sí. Ni siquiera sus ríos, cortos y secos en su mayoría en verano, podían facilitar el contacto entre los núcleos griegos. Estas características contribuyeron a crear poblados independientes y de evolución también independiente. Ello hizo que la Historia griega no fuera lineal como la de Roma; y así tenemos el despegue tan madrugador de los pueblos cretense y micénico, que florecen en el 2º milenio a.C., y el cretense incluso antes, al lado de otros, relativamente cercanos, con estructuras mucho más arcaicas en el aspecto de organización estatal.

En el 2º milenio se empieza a cambiar la sociedad comunal por agrupaciones en torno a vínculos de sangre – en ese periodo la tumba pasa de ser de tipo de CLAN por la de tipo familiar. Y más tarde, al desarrollarse la agricultura y la domesticación de animales aparecen excedentes de producción que al pasar a manos particulares y no de la colectividad, se quiebra la organización comunal primitiva y da paso a la aparición de la propiedad individual. Este proceso evolutivo, como hemos dicho antes, no fue uniforme, distinguiéndose, con particularidades propias tres áreas diferenciadas: Grecia continental, las islas Cícladas y la isla de Creta.

Cuando empieza el primer milenio a.C. es cuando esos grupos y comunidades se unen en agrupaciones urbanas a las que van llegando artesanos y comerciantes, dando lugar a las Poleis. Éstas, poco a poco, se convierten en comunidades políticas con leyes e instituciones propias, y en las que los habitantes ejercen una intensa vida cívica. Esto es lo que dio lugar a que Aristóteles aseverara que el hombre es un animal político.

Externamente, la ciudad no es más que una pequeña fortaleza-refugio donde está el palacio del rey. La organización monárquica es una superestructura basada en las fratrías y tribus: un rey como jefe supremo, un consejo de nobles, jefes de las unidades federadas, y una asamblea compuesta por el pueblo, de hombres libres. La justificación del poder del rey era la creencia de que descendía del antepasado mítico de forma más directa y evidente que el resto de los nobles. En unas ciudades se admitía su poder vitalicio y en otras por un cierto periodo. La sucesión recaía en el primogénito; a falta de él en el pariente más próximo. Se asumía que el rey era el intermediario entre los dioses y los hombres. En algunas ciudades había varios reyes, como por ejemplo en Argos, donde llegó a haber tres. Estos reyes provenían de los nobles que eran jefes de tribus.

El grado de desarrollo del Estado es aún muy bajo. Se trata todavía de un estado primitivo: no hay distinción clara entre la administración estatal y la administración del palacio. Y son los sirvientes del rey los encargados de desempeñar las funciones públicas y privadas.

El Consejo era un órgano consultivo del rey compuesto por nobles. Acompañan al rey para presidir la asamblea, donde alternativamente van tomando la palabra. También desempeñan la justicia y el poder en sus tribus.

La Asamblea la forman todos los ciudadanos. Se reúne en el ágora. El rey la convoca para informar de las decisiones tomadas en el Consejo o para que presencie las discusiones de los nobles.

El aumento de la población hacia estos núcleos de población, el descubrimiento del torno de alfarero y el progreso en las técnicas de construcción naval, hace que se incremente de forma ostensible el artesanado y el comercio, y por ende el número de personas dedicadas a estos menesteres. Ello conducirá a que muchos de los dirigentes de estas nuevas industrias se enriquezcan, y que poco a poco vayan sustituyendo a los nobles, cuyas tierras van siendo adquiridas por los primeros. Y así, estas oligarquías fueron cambiaron la estructura estatal y social de estas poleis.

Es en la Época Clásica, cuando todos estos cambios desembocan, en Atenas, en la Democracia, que designa el régimen político en que la facción popular, contraria a los intereses aristocráticos, es soberana y se encarga de confeccionar las leyes; y en otros lugares dan lugar a diferentes formas oligárquicas, como en Esparta.



  1. Un hoplita en formación estaba protegido por la mitad derecha de su escudo y por la mitad izquierda del escudo del hombre situado a su derecha. Y esta defensa en común creaba solidaridades.
  2. Citado por Domínguez Monedero, op. cit., p. 148.

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