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 TRATADO GUADALUPE HIDALGO. MÉJICO PIERDE MEDIA NACIÓN. Por FERNANDO ORTIZ

Categoría: Historia
Fecha: 19/04/2024

¡Pobre Méjico, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos!

El Tratado de Guadalupe Hidalgo refleja lo que de hecho es una rendición incondicional, y lo prueba el hecho de que USA modificó unilateralmente su aplicación. Por otra parte, fue el resultado de un conflicto inevitable con un resultado previsible. Vayamos a los antecedentes.

La Frontera Norte del Virreinato de la Nueva España (1) era una zona inmensa y móvil, que avanzaba con las disponibilidades de población y dificultades de colonización en una zona fronteriza habitada por tribus nómadas de cazadores recolectores (2) de tradición guerrera, que continuamente estaban luchando con sus vecinos incluyendo, claro, los españoles. Obviamente esta realidad no cambió tras la declaración de independencia mejicana.

La consecuencia era que los territorios que se cedieron a USA estaban muy escasamente habitados por mejicanos constantemente amenazados por incursiones de los indios. Además, la política de inmigración ya desde la época del Virreinato de Nueva España, y aún después de la Independencia, impulsó la colonización de los vastos territorios del norte, entre ellos las Californias, el Nuevo México y Tejas, cuya población total no excedía los 50 000 ciudadanos mejicanos. Para ello, se planteó una política de colonización muy sencilla, en la cual se venderían grandes cantidades de terreno a bajo precio, a crédito y con exención de impuestos y de aduanas por 5 años a todo extranjero que quisiera convertirse en ciudadano mejicano, aprendiera a hablar español, fuera católico y se comprometiera a acatar las leyes mejicanas. El estadounidense Moses Austin sugirió al gobierno mejicano que se otorgaran concesiones permitiendo a una persona colonizar una porción importante de territorio y recibir tierras a cambio de sus servicios. A esta primera concesión le siguieron muchas más. Muchos concesionarios cobraron precios exorbitantes a los colonizadores, que sin embargo los aceptaron por ser la décima parte de lo que costaba una concesión de tierra equivalente en los Estados Unidos.

Gran número de personas procedentes de otros países se asentaron en las fértiles planicies de Tejas y se convirtieron en ciudadanos legales, pero también llegaron multitudes de ciudadanos estadounidenses que aceptaron las condiciones exigidas. 

Por otra parte, la situación de la nueva nación mejicana no era buena. Hagamos un repaso de los hechos: 

Inmediatamente después de la aceptación de la independencia por España, el 28 de septiembre de 1821 se formó la primera Regencia del Imperio Mexicano.

El 24 de febrero de 1822 se instaló el «Congreso Constituyente del Imperio» 

El Congreso y la Regencia entraron en conflicto casi de inmediato, pues el primero se había proclamado «único representante de la soberanía nacional». Tras un breve conflicto interno, se distribuyeron los poderes del gobierno provisional: el poder ejecutivo a la Regencia, el legislativo al Congreso y el judicial a los tribunales del Imperio.

A principios de marzo de 1822 las tensiones entre el Congreso y la Regencia (liderada por Agustín de Iturbide) se volvieron cada vez más evidentes entre discusiones sobre el número apropiado de efectivos del Ejército Imperial y la acusación a Iturbide de ser un traidor.

El 11 de abril del mismo año se disolvió la regencia y se formó la “Segunda Regencia del Imperio”

A principios de mayo de 1822 las tensiones entre el Congreso y la Regencia se habían vuelto a presentar por las diferentes interpretaciones de los Tratados de Córdoba, entre la adopción de un «sistema republicano parecido a la de otros países que habían logrado su independencia de España»; o lo establecido en el citado tratado, que acordaba ofrecer la corona al monarca o a un príncipe españoles y en el caso de que la rechazaran (cosa que había ocurrido hacía unos meses), el congreso debía de nombrar a un nuevo monarca, sin especificar si este podía ser europeo o mexicano.

Además, la división del Ejército Imperial también se había hecho evidente: entre los generales que apoyaban a Iturbide y los que estaban en contra de éste.

La división política y militar era grande. Estaban los monárquicos, que seguían aspirando que se cumpliera lo acordado en los Tratados de Córdoba, los que apoyaban a Iturbide para ser el nuevo emperador, y los republicanos. Cabe destacar que, la mayoría de los republicanos formaban parte de una secta masónica que ya contemplaba una posible rebelión armada.

El 18 de mayo de 1822, un grupo de soldados simpatizantes de Iturbide se lanzaron a la calle proclamando a Iturbide como «Agustín I»; parte de la población se unió al grupo. Iturbide proclamó que el pueblo y guarnición le habían “nombrado emperador”

Al día siguiente algunos congresistas se reunieron en el Congreso y ratificaron el nombramiento.

El 21 de julio de 1822 Agustín de Iturbide fue coronado en la Catedral Metropolitana como «emperador constitucional de Méjico» bajo el título de Agustín I.

Después de la coronación la situación interna no se sosegó: dentro del Congreso los monárquicos seguían queriendo un príncipe europeo como emperador y los republicanos una república.

El 26 de agosto de 1822 Iturbide mandó arrestar a una veintena de diputados

Al día siguiente, autoridades políticas y religiosas de la provincia de Nuevo Santander escribieron a Iturbide apoyando las quejas del Congreso: Iturbide lo consideró como sublevación y respondió con arrestos y el envío de otros gobernantes

Para esas fechas se habían unido al Imperio como provincias cinco países centroamericanos: Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.

El 31 de octubre de 1822 Iturbide disolvió el Congreso y creó la Junta Nacional Instituyente como reemplazo del poder legislativo ; estaba conformada por cuarenta y siete hombres que apoyaban a Iturbide.

Otra medida de Iturbide fue la autorización expedida a Stephen Austin, el 3 de enero de 1823, para colonizar Tejas, que en rigor era continuación de una similar promovida anteriormente por las autoridades españolas (3)

Durante todo ese tiempo, Iturbide había nombrado a Antonio López de Santa Anna como encargado militar de la provincia de Veracruz.   Santa Anna se negó a ir a la Ciudad de Méjico cuando Iturbide se lo solicitó, y el 2 de febrero, se opuso públicamente a Iturbide proclamando el Plan de Veracruz en el que invitaba al Ejército a una sublevación para poner fin al imperio y volver a instalar el Congreso con una nueva forma de gobierno que posteriormente se decidiría (4):

 

Se produjo un enfrentamiento armado poco concluyente tras el cual el 1 de febrero de 1823 Santa Anna proclamó el Plan de Casa Mata cuya función principal era ratificar sus intenciones de la sustitución de Iturbide y dotarle de organización al movimiento (como el nombramiento de los próximos diputados para el nuevo congreso y la conservación de los rangos militares y puestos de trabajos por parte de civiles):

El 4 de marzo de 1823 Iturbide decretó la reinstalación del Congreso y el 20 de marzo éste puso fin oficial al Primer Imperio Mexicano.

El Congreso formó un gobierno provisional de Méjico, gobierno de transición que fue denominado oficialmente «Supremo Poder Ejecutivo de la Nación Mexicana» 

La situación del país era difícil económicamente hablando. La producción de cualquier tipo de bienes estaba casi paralizada. La agricultura —que fue una de las que más sufrió— decayó por falta de mano de obra y el descuido de los centros agrícolas. La minería que había sido uno de los puntos fuertes en el virreinato estaba casi abandonada. En el comercio, el hecho de que los caminos fueran poco transitables provocaba gran inseguridad que era agravadaporque los medios de transporte eran ineficientes.

El endeudamiento del gobierno hundió las finanzas públicas La elevada deuda pública estaba agravada por el mantenimiento de un ejército mal organizado y equipado y la pésima administración gubernamental provocada por corrupción política. Faltaban cincuenta años para la industrialización del país

La recién creada situación política era un triunfo de la opción republicana, que ya se había fragmentado en dos ramas, centralista y federalista.

Finalmente el Congreso Constituyente promulgó la Constitución de 1824, considerada como la primera carta magna de la nación. El documento asentaba que la nación adoptaba como forma de gobierno la república federal con la división de los tres poderes.

El 31 de enero de 1824 se proclamó el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana en las 

Apuntemos que Agustín de Iturbide regresó al país sin conocimiento de que el Congreso le había declarado fuera de la ley y traidor. Fue capturado, y fusilado el 19 de julio de 1824.

El Congreso convocó a las elecciones federales de 1824 en las que salió electo Guadalupe Victoria (quien se había rebelado junto a Santa Anna) como presidente para el período de 1824 y 1828. Cabe mencionar que fue el único periodo presidencial que se completó enteramente durante el periodo.

A partir de la conclusión del período de Victoria, la vida política mexicana se tornó otra vez inestable, debido a las pugnas entre la antigua aristocracia y el pequeño grupo de burgueses liberales del país.

En 1833 tuvo lugar el primer intento de reforma liberal profunda del Estado, encabezada por Valentín Gómez Farías a la sazón presidente interino, y José María Luis Mora. La reforma fracasó y Santa Anna regresó a la presidencia (que desempeñó seis veces) con el apoyo de los conservadores. En 1835 fueron promulgadas las Siete Leyes, una constitución de corte centralista, que ocasionó la declaración de independencia de Zacatecas (reprimida brutalmente) y Tejas. Este último territorio, perteneciente al estado de Coahuila y Tejas, se separó de Méjico en 1836. Cinco años más tarde la República de Yucatán declaró su independencia, y no se reincorporaría a Méjico hasta 1848. Ese mismo año de 1841, el estado de Tabasco decretó su separación de Méjico en protesta por el centralismo imperante en el país. El estado se reincorporó oficialmente en 1842.

Santa Anna fue depuesto como presidente el 20 de octubre de 1842, yel 6 de enero de 1843, fue proclamada la segunda república centralista de Méjico, encabezada por Santa Anna. La vida de la república sería muy corta, pues tres años más tarde fue incapaz de enfrentar la invasión estadounidense, hecho que los liberales aprovecharon, terminando por rehabilitar la constitución de 1824 el 22 de agosto de 1846.

El 29 de diciembre de 1845 el Congreso estadounidense oficialmente admitió Tejas como un estado constituyente de la nación. En 1846 EE. UU. reclamó a Méjico la posesión de la franja de tierra comprendida entre el río Bravo y el río de las Nueces. El límite de la provincia tejana históricamente había sido el río de las Nueces, unos 300 km más al norte del Bravo, por lo que las reclamaciones eran infundadas. Las tropas mexicanas cruzaron el río Bravo y atacaron a los estadounidenses que se habían desplegado en el territorio en disputa. Tras ello el gobierno estadounidense declaró la guerra y atacó a Méjico.

La población mejicana en esta época era de unos 7.5 millones de habitantes.

En resumen, una nación en mala situación económica, poco poblada y políticamente dividida.

 

Veamos ahora la situación de los Estados Unidos de América por esta época:

 

En 1803, la compra de la LuisianaFrancia durante el mandato del presidente Thomas Jefferson casi duplicó el tamaño de la nación, al mismo tiempo que la guerra anglo-estadounidense de 1812 fortaleció aún más el nacionalismo entre la población. En 1819, una serie de incursiones militares en Florida y otros problemas decidieron a España a ceder éste y otros territorios de la costa del golfo en 1820. El sendero de lágrimas en la década de 1830 ejemplifica la política de Remoción India que despojó a varios pueblos indígenas de sus tierras al este del Misisipi. Estados Unidos se anexó la República de Tejas en 1845, época durante la cual el concepto del Destino Manifiesto se popularizó. En 1846, la firma del Tratado de Oregón con el Reino Unido, le otorgó al país los actuales territorios del noroeste.

 USA era, pues un estado en plena expansión, con una población en rápido crecimientodebido a la llegada masiva de inmigrantes europeos, sostenido por la doctrina del “Destino Manifiesto” que aparece escrita por primera vez en el artículo «Anexión» del periodista John L. O'Sullivan, publicado en la revista Democratic Review de Nueva York, en el número de julio-agosto de 1845. En él se decía:

 

“El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino.”

Obviamente, no todos los estadounidenses estaban de acuerdo con esta doctrina, pero era claramente dominante sobre todo en la clase política.

La población estadounidense en esta época era de unos 20 millos de habitantes (más algunos millones de esclavos negros que no se contabilizaban), y el país había entrado de lleno en la época industrial.

Los acontecimientos derivados de esta situación eran pues, como decíamos al principio, previsibles.

Tras una guerra de casi dos años, con su capital ocupada, su ejército derrotado y sus puertos bloqueados, el gobierno mejicano aceptó la cesión a EE. UU. de más de la mitad de su territorio, comprendiendo la totalidad de lo que hoy son los estados de CaliforniaArizonaNuevo MéxicoTejasNevadaUtah y partes de ColoradoWyomingKansasOklahoma. Además, Méjico renunció a toda reclamación sobre Tejas. La frontera internacional se estableció en el río Bravo.  Como compensación, los Estados Unidos pagarían 15 millones de dólares por daños al territorio mexicano durante la guerra.

Algunos puntos del tratado: se estableció al Río Bravo del Norte o Río Grande como la línea divisoria entre TejasMéjico y se estipuló la protección de los derechos civiles y de propiedad de los mejicanos que permanecieron en el nuevo territorio estadounidense. Asimismo, Estados Unidos aceptó patrullar su lado de la frontera (para evitar las incursiones indias hacia Méjico, se entiende) y los dos países aceptaron dirimir disputas futuras bajo arbitraje obligatorio. 

Cuando el Senado estadounidense ratificó el tratado eliminó el Artículo 10, el cual garantizaba la protección de las concesiones de tierras dadas a los mejicanos por los gobiernos de España y de Méjico. También debilitó el Artículo 9, que garantizaba los derechos ciudadanos de los mismos.

No fue un tratado, fue un diktat.

 

 

  1. Incluía lo que actualmente es Méjico, más los actuales estados estadounidenses de CaliforniaNevadaColoradoUtahNuevo MéjicoArizonaTejasOregónWashingtonFlorida y partes de IdahoMontanaWyomingKansasOklahoma y Luisiana, así como la parte suroeste de la Columbia Británica del actual Canadá
  2. Había una excepción, los anasazi o indios pueblo, agricultores y de población estable.
  3. Austin ya había publicitado las oportunidades de Tejas en Nueva Orleans, anunciando la disponibilidad de tierras a lo largo de los ríos Brazos y Colorado. Una familia compuesta por un matrimonio y dos hijos recibiría 1280 acres (520 ha) a doce centavos y medio por acre. Los agricultores podrían obtener 177 acres (72 hectáreas) y los rancheros (ganaderos) 4428 acres (1792 ha). En diciembre de 1821, los primeros colonos estadounidenses pasaron al territorio otorgado por tierra y mar, en el río Brazos, en el actual condado de Brazoria, Tejas.

 

  1. Se creará un ejército libertador, y se compondrá de los cuerpos ya formados que se adhieran al sistema de la verdadera libertad. […] Que se observen inviolablemente las tres garantías publicadas en Iguala. […] ¡Viva la Nación! ¡Viva el soberano Congreso libre! ¡Viva la verdadera libertad de la patria! ¡Sin admitir ni reconocer jamás las ordenes de don Agustín de Iturbide!

 

Nota: 

Como obseso del idioma que soy, me permito incluir copia de un comentario encontrado en Wikipedia (¡ah, Wikipedia!) en un artículo sobre la historia de Tejas respecto a la grafía de esta palabra, olvidando que el congreso mejicano había decidido cambiar la grafía de la consonante del español contemporáneo por la más antigua xcastellana (el cambio se produjo desde el siglo XVI al XIX), por lo que los anglosajones se encontraron ya con la “moderna” grafía mejicana, Texas. Este comentario me ha terminado de llevar a utilizar la habitual grafía española para Méjico o Tejas (la Real Academia acepta las dos), y las aquí utilizadas reflejan mejor los sonidos utilizados por los mejicanos, pasados y presentes, aunque su pronunciación de la j (su x) sea más suave.

 

“Cabe señalarse que el nombre original del Texas norteamericano fue 'Tejas', derivado de una palabra o vocablo indígena que sonaba o se escuchaba en algo así como 'tecsias', y del cual se dice que significaba 'no entiendo' al responder así los primeros indígenas que tuvieron contacto con los españoles cuando éstos les hablaban en castellano, y su modificación a 'Texas' por parte de los anglosajones se debió a que la letra 'j' la pronuncian como una especie de 'ye', de tal suerte que si hubiesen adoptado la palabra Tejas, ésta se pronunciaría como 'Teyas', tal como ocurre con los nombres propios como John (yoni), Jeanne (yeni), Jimmy (yimi), así que los anglosajones se vieron obligados a utilizar la letra 'x' para que Tejas siguiera sonando y escuchándose como Texas.”

 

Fernando Ortiz Monteoliva, a tres de abril de 2024

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