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 TERTULIA EL HOMBRE Y SU TIEMPO - EVOLUCION HUMANA

Categoría: El hombre y su tiempo
Fecha: 28/03/2018

HT48 EVOLUCIÓN HUMANA. E. Cabellos

Hace poco se publicó un informe sobre los hallazgos en Somerset, SW de Inglaterra, del Hombre de Chedar, antepasados de los ingleses con hábitat de hace unos 10.000 años. Genéticamente se descubre que su piel era bastante oscura y se supone que, desde su salida de África hacia oriente medio, el clima frío le obliga a ir hacia el oeste en el curso de pocas generaciones.

Es notable su capacidad de adaptación pasando de un clima africano muy uniforme a otro con estaciones con cambios bruscos, y una alimentación radicalmente diferente, a la que debe adaptarse en muy poco tiempo si no quiere perecer.Esta capacidad de evolución muy rápida esestudiada por JB Losos en el artículo que sigue de Edge.com. Es la rápida adaptación del humano que constatamos en el s. XX-XXI cuando nos adaptamos al manejo de máquinas e instrumentos que exigen una especial pericia y una velocidad de reflejos (automóvil, juegos informáticos) que nunca había necesitado el humano del s. XIX.

Seguramente tenemos capacidades evolutivas impensables que solo aparecerán ante escenarios críticos que hoy ignoramos. Sabemos que lejanos antepasados como los Denisovanos de unos 45.000 años y luego otros Neandertales anduvieron por Siberia en la época de las últimas glaciaciones y sobrevivieron en unas condiciones que serían imposibles para nosotros. Son ratificaciones científicas de una capacidad que no solo es humana, como demuestra la multitud de especies estudiadas por Losos.

EVOLUCIÓN URBANA. Cómo las especies se adaptan, o no, a City Living

Una conversación con Jonathan B. Losos [3.31.17]. De Edge.org

Nos damos cuenta de que la evolución puede ocurrir muy rápidamente. Sin embargo, a pesar de esta comprensión, muy pocas personas han dado el siguiente paso lógico para considerar lo que sucede a nuestro alrededor. Piensa en los animales que viven a tu alrededor. Todos se enfrentan a nuevos entornos, nuevos alimentos, nuevas estructuras, nuevos lugares para esconderse. Si la selección natural hace que las poblaciones se adapten a las nuevas condiciones, ¿por qué no debería estar sucediendo a las especies que viven a nuestro alrededor en las nuevas condiciones?

Jonathan B. Losos es Profesor de Biología Organísmica y Evolutiva en la Universidad de Harvard. Es autor de Destiny Improbable: Fate, Chance y el futuro de la evolución

EVOLUCIÓN URBANA

Pensando sobre las ardillas, mapaches, cucarachas, palomas, todos los animales que viven a nuestro alrededor. También en las plantas, árboles de las calles,incluso las malas hierbas de la acera. Soy biólogo evolutivo, y cuando la gente piensa en evolución, piensa en lo que sucedió hace millones de años. Creen que los biólogos evolutivos estudian la historia antigua. Nos fijamos en los fósiles para rastrear la evolución. Más recientemente, miramos el ADN. Comparamos ADN de especies para hacer inferencias sobre eventos antiguos de millones de años atrás.

Durante los últimos cincuenta años, uno de los hallazgos más emocionantes en biología e incluso en toda la ciencia es que la evolución puede suceder muy rápidamente. A nuestro alrededor, hoy en día la evolución continúa y avanza a un ritmo que realmente podemos estudiar. Eso es algo que Darwin no pensó que fuera del todo posible, pero ahora sabemos que es verdad.

Las personas que estudian la evolución lo están estudiando en la naturaleza, en las ciudades. ¿Está afectando a las especies que viven en medio de nosotros? ¿Se están adaptando a nuestra presencia? Este es algo que los biólogos evolutivos acaban de comenzar a apreciar. Es emocionante pensar que los animales con los que convivimos se están adaptando para vivir con nosotros.

Darwin pensó que la evolución actuó muy lentamente, miles de años para que ocurriera un cambio perceptible. Pero si lo piensas, no hubo datos en la época de Darwin sobre la evolución. Él creó la ciencia. Su intuición sobre el ritmo de la evolución fue solo eso: intuición. No hubo evidencia.

Tomó sus ideas no de la ciencia, sino de la vida victoriana. Cuando Darwin viajó y escribió su libro, la vida estaba cambiando rápidamente. La Revolución Industrial estaba teniendo lugar. Las personas de la clase alta, como Darwin, no estaban entusiasmadas con ello. En su cosmovisión, el cambio debería ocurrir muy lentamente. Por eso pensó que la evolución debe avanzar muy lentamente.

Darwin tenía ideas increíbles sobre el mundo natural. Descubrió atolones de coral y cómo se forman; descubrió el papel que juegan los gusanos en la aireación del suelo; y su gran idea fue la evolución por selección natural.Darwin dijo que la evolución avanza lentamente y durante un siglo, todos los científicos suponían que la evolución debe ocurrir muy lentamente.

Mediado el siglo XX, las cosas cambiaron. La primera evidencia fue el desarrollo de la penicilina. Era la droga maravillosa que iba a convertir las enfermedades infecciosas en algo del pasado. Pero una vez que comenzamos a usar penicilina, las bacterias desarrollaron resistencia muy rápidamente.Hubo un antibiótico que duró solo dos años antes de que apareciera la resistencia. Desarrollamos herbicidas y pesticidas y pudimos ver que la evolución estaba ocurriendo con bastante rapidez.

En años setenta/ochenta Peter y Rosemary Grant, en una isla en Galápagos estudiaron poblaciones de Darwin.Descubrieron que el ambiente cambió radicalmente de un año a otro. En un año hubo gran sequía y las semillas desaparecían. Las únicas que quedan eran muy grandes, y solo las aves de picos grandes podrían romper las semillas. La selección natural favoreció a las aves con grandes picos. El año siguiente hubo un gran avance evolutivo, y la población tenía picos más grandes.

Unos años más tarde hubo lluvias increíbles, que produjeron una gran cantidad de semillas, la mayoría de ellas pequeñas. Luego fueron los pájaros con pequeños picos los que pudieron manipular rápidamente las pequeñas semillas que tenían la ventaja. Un año después, la población evolucionó de nuevo. Demostraron que la evolución en un contexto natural, podría ocurrir muy rápidamente.

Un experimento en Trinidad en guppies (pequeño pez de río sudamericano). Los científicos notaron que, en ausencia de depredadores, los guppies eran muy coloridos, porque las hembras prefieren los machos coloridos. Donde había depredadores los guppies eran mucho más blancos. Trasladaron una población de guppies de un grupo con depredadores a otro grupo que no tenía depredadores y los guppies evolucionaron para ser muy coloridos, en solo dos años. Darwin estaba equivocado. Cuando las condiciones cambian mucho, las poblaciones evolucionan rápidamente.

La evolución puede ocurrir muy rápidamente. La gente creyó que las especies que vivían a nuestro alrededor eran las que tenían los rasgos que les permitían sobrevivir en entornos humanos. 

En Puerto Rico hay diez especies de lagartos. Ves que la especie se ha adaptado a diferentes partes del hábitat. Hay uno en lo alto de los árboles que tiene almohadillas para los dedos grandes que lo dejan pegado a las superficies lisas. Otro en ramitas con patas cortas para moverse en las superficies estrechas. Hay otro en el tronco del árbol cerca del suelo que tiene patas muy largas, lo que le permite correr rápidamente hacia el suelo, capturar presas y confrontar a otros machos. Cada especie tiene su propia adaptación a la parte del entorno que utiliza.

Una estudiante de la Universidad de Massachusetts, KristinWinchell, decidió estudiar lagartos de la ciudad en Puerto Rico. Se enfocó en esta especie llamada anole con cresta. ¿han cambiado del bosque a la ciudad, en tres comparaciones separadas?. Las lagartijas de la ciudad habían evolucionado con patas más largas, útiles para colgar sobre superficies anchas, como paredes, y habían desarrollado almohadillas para los dedos de los pies más grandes para sujetarse a las superficies lisas de las ciudades. Habían evolucionado para adaptarse a la vida en las ciudades. No es que se adaptaran previamente, sino que evolucionaran.

En Canadá compararon un tipo de planta desde la naturaleza hacia el centro de la ciudad. Lo que encontraron es que en casi todos los casos, a medida que las poblaciones se acercaban al centro de la ciudad, las plantas podían tolerar temperaturas más frías.Tenían cambios fisiológicos, cambios genéticos reales que les permitían tolerar temperaturas más frías. Es que las ciudades no tienen tanta capa de nieve. La nieve aísla el suelo en el invierno, por lo que el suelo es más frío en las ciudades, y las plantas se han adaptado para soportarlo.

En el invierno, se arrojan muchos productos químicos en las carreteras para tratar el hielo. La sal sale de la carretera y corre hacia el área circundante. Los cuerpos de agua cercanos están bastante contaminados. Se observaron ranas y salamandras en estos estanques. Es un lugar difícil para vivirun anfibio. Las larvas que se desarrollan en esos estanques han desarrollado una capacidad fisiológica para adaptarse a estos canales contaminados. 

La selección natural favorece a personas que pueden sobrevivir y reproducirse mejor, y transmiten sus características a la siguiente generación. Es lo que Darwin propuso. Pero la evolución es mucho más que selección natural. Hay otras maneras en que las poblaciones pueden evolucionar. 

Las pequeñas poblaciones aisladas tienden a divergir genéticamente de otras poblaciones. Los eventos aleatorios sucederán a través del tiempo. Puede aparecer una mutación particular que no sea necesariamente beneficiosa, pero solo por casualidad se establece en la población. Por el contrario, una mutación podría desaparecer solo por mala suerte. Las personas que tienen ese alelo, es el término técnico, se extinguen y ese alelo se pierde de la población. Este fenómeno, que se llama deriva genética, es particularmente común en poblaciones pequeñas.Poblaciones aisladas, pueden volverse genéticamente distintas a lo largo del tiempo. En Nueva York hay parquesaislados entre sí, y los animales que estaban en todo Manhattan son ahora genéticamente diferentes. 

Miami se ha convertido en un crisol de anolis marrones.Todas las diferencias genéticas de diferentes partes de Cuba se han reunido en Miami, produciendo una población hipervariable que es diferente de cualquier población en la tierra natal-en Cuba-y quizás tiene una mayor capacidad de adaptación porque tiene tantas variantes genéticas que son positivas para la selección natural.

La hibridación de diferentes especies cuando se entrecruzan es capaz de producirse con éxito. La sabiduría tradicional era que la hibridación era algo negativo, una fuerza restrictiva. La fusión de sus genomas genera una especie nueva que puede tener éxito evolutivo.La hibridación puede proporcionar una nueva sacudida de energía a una especie, y puede traer nuevas variantes genéticas que permitan a las especies adaptarse de nuevas maneras. Es una nueva luz positiva.

El coyote es un animal que proviene del medio oeste. Hace cien años era un animal pequeño;del tamaño de un bordercollie. Comía aves y roedores, presas pequeñas. En los últimos cincuenta años, el coyote se ha extendido por todo Estados Unidos, incluso en las ciudades. Incluso se muestra en Central Park. Es mucho más grande.Puede derribar venados. Es un animal muy diferente.

¿Cómo ha cambiado tanto el coyote en tan poco tiempo?La respuesta parece involucrar dos factores. El primero es oportunidad.Los humanos tuvimos mucho éxito en la eliminación de la némesis más importante del coyote, el lobo gris. Los lobos siendo más grandes que los coyotes, competían con ellos por comida y los mataban. Cuando los lobos estaban cerca, los coyotes eran pequeños. Pero, si te deshaces del lobo hay una gran oportunidad para que los coyotes evolucionen para crecer y comer la comida más grande que los lobos no están tomando, como los ciervos.

Pregunto, ¿de dónde salen los genes para que evolucionen y se hagan grandes? ¿Son solo mutaciones que luego se aprovechan de la selección natural? Eso puede suceder, podría desempeñar un papel, pero parece más probable en el caso de un coyote que sea el resultado de la hibridación. Los genes vienen de coyotes que ocasionalmente se aparean con lobos y obtienen sus genes de mayor tamaño o en la mayoría de los casos se aparean con perros domésticos. Tal vez la causa sea su vivencia en un área urbana. Son un fascinante estudio de adaptación a la vida en y alrededor de los humanos.

Otra explicación se basa en el hecho de que organismos genéticamente idénticos pueden producir diferentes fenotipos, diferentes comportamientos, que pueden verse diferentes. Es el viejo debate sobre naturaleza versus crianza. El entorno en el que crece un ser afecta a su edad adulta.

Si levantas pesas, desarrollarás músculos y huesos gruesos.Pero eso no es un cambio genético. No evolucionas. Esa diferencia no se transmitirá. Es solo una respuesta al entorno. Los organismos tienen la capacidad de desarrollarse de diferentes maneras. Es un fenómeno que técnicamente llamamos plasticidad fenotípica.

Si vemos poblaciones en ciudades que parecen diferentes de sus parientes de los bosques, no podemos suponer que esas son diferencias genéticas. Puede ser solo el resultado de la plasticidad fenotípica. El hecho es que muchos organismos tienen la capacidad de producir diferentes formas corporales, diferentes fisiologías, dependiendo de sus condiciones.

¿Son los cambios resultado de la evolución o de la plasticidad? Muchas especies de aves y ranas en las ciudades cambian su llamada para que sea más aguda o más grave para que se escuche contra el ruido de la ciudad. ¿Es un cambio evolutivo genético, o es que tienen la capacidad de aprender a cambiar sin evolucionar? No sabemos la respuesta, pero eso es algo que se está investigando.

En mi experimento colocando lagartos en zona con vegetación angosta, generan patas más cortas. Cuando presenté el trabajo algún botánico preguntaba si podría ser resultado de la plasticidad fenotípica. ¿Si un lagarto crece en superficies estrechas, simplemente crece con piernas más cortas?

Al fin decidí hacer un experimento para averiguarlo. Tenemos lagartijas bebéen el zoológico de St. Louis. Las criamos en acuarios con una espiga muy estrecha, o en otros donde tenían una superficie más amplia.Les permitimos crecer de bebés a adultos. Al final medimos sus piernas. Para mi asombro, los que habían crecido utilizando superficies anchas tenían piernas más largas. Hasta cierto punto existe una flexibilidad latente en la longitud de las extremidades que se ve afectada por el entorno en el que crece un lagarto. Estas cosas pasan. Cuando ves una población que es diferente en una ciudad que en el bosque, ¿cómo determinas si eso es un cambio evolutivo o no? 

Si el entorno es el responsable de las diferencias que ves en la naturaleza, cuando crezcas en el mismo entorno, crecerán de forma idéntica. Si no lo hacen, la inferencia es que las diferencias deben ser el resultado de los genes que no se ven afectados por el medio ambiente. Al hacerlo encuentras que a veces las diferencias se basan genéticamente y, a veces, son solo plasticidad fenotípica.

Cuando era universitario en Harvard de 1980 a 1984, cuatro de las mayores luces de la biología evolutiva en el siglo XX estaban allí, en el Museo de Zoología Comparativa: Ernst Mayr, el hombre que más que nadie escribió sobre la evolución;EO Wilson, quien parió una variedad de ideas notables, desde cómo las hormigas se comunican, a la sociobiología, a la biología de la conservación; Stephen JayGould, equilibrio y muchas otras ideas, muy antitéticas a lo que Wilson estaba argumentando; Richard Lewontin, el genetista de la población.

Hay más razones etéreas. Uno es entendernos a nosotros mismos. Somos un gran producto de la adaptación evolutiva. Somos una de las grandes historias de éxito de la evolución.Durante un período de unos pocos millones de años, pasamos de ser un animal parecido a un simio a cuatro patas, a estar de pie, a desarrollar capacidades increíbles y dominar el mundo. Estudiar el proceso evolutivo, incluso si se trata de ardillas, cucarachas, palomas y lagartos, en última instancia, son los mismos procesos que nos condujeron. Así es como vamos a entender nuestra propia evolución.

EVOLUCIÓN Y FUTURO. (HACIA DÓNDE CAMINA EL HOMBRE). De Abel Yebra

            Teniendo en cuenta los grandes pasos que ha dado el hombre en el proceso de su evolución y las tendencias que en ellos se apuntan, trato de aventurar un pronóstico sobre los caminos que probablemente siga esta evolución  humana en los próximos años (pongamos 20 - 30 ).

            Esta reflexión es personal y probablemente equivocada, aunque trata de fundamentarse en datos. Me baso, también, en la somera lectura de algunos escritos de actuales investigadores, especialistas en este tema, como:

                        Steven Pinker, -1954- canadiense, profesor titular en Harvard.

                        Yuval Noah Harari, -1976- Universidad Hebrea de Jerusalén.

                        Anthony Goldbloom, -1983- australiano, Silicon valley. 

            Seguramente es una temeridad o una  pretensión vana, ésta de “adivinar” cómo será el hombre dentro de unos cuantos años. Tema reservado a los dioses. Pero este asunto pica mi curiosidad. Claro es que yo no estaré. Pero me gustaría decirles a mis nietos que no gasten demasiado esfuerzo en materias que, con un simple clic, las tendrán disponibles. Y lo más importante, apuntarles cuáles son las competencias que más necesitarán mañana para instalarse, con cierta seguridad, en el mundo que les tocará vivir.

            Este ejercicio me ayuda a instalarme en mi tiempo, a anclarme, con un poco más de serenidad, en el proceloso mar de mi devenir personal. Pero debo confesar, desde el principio, que mi pretensión, en muchas cuestiones que aquí se plantean, no va más allá de la interrogación.

            Fijándonos solo en lo que hemos vivido, tenemos datos que nos certifican que el hombre sigue avanzando en su proceso evolutivo. Estamos inmersos en un proceso de desarrollo universal, una especie de torbellino que se desenvuelve a toda velocidad, y que se expande, activado por una especie de “impulso vital”. Dentro de este torbellino viaja el hombre, que evoluciona y progresa continuamente, movido por un esfuerzo creador que jamás se detiene. Este impulso interno lo prepara para hacer frente a los problemas que le presenta su compañero de viaje, el medio entorno. Este avance se puede constatar en muchos campos. Desde luego, en el campo de las técnicas. Pero también en otros. Por ejemplo, en la esperanza de vida, que se ha disparado. Hoy, morirse antes de los 80, es morir joven. Nuestros nietos dirán que fallecer antes de los 100, será morir joven. Este avance en la duración de la vida, ¿tendrá límite? Si no lo tiene, llegaríamos a dioses, a identificarnos con el Nirvana. ¿Y a costa de qué? Porque ya han aparecido nuevas enfermedades, o se han multiplicado otras que no existían. A este respecto dice Harari, “cuando una innovación nos permita suprimir una enfermedad, lo haremos (sea aquí o en China). Y a continuación se intentará mejorar el estado de las personas sanas. Y se irá más allá de la normalidad”. Y si se traspasa la normalidad, ¿cómo estará conformado ese “superhombre”? ¿Habrá dejado de ser hombre? ¿Tendrá razón Nietzsche? ¿Será a este tipo de hombre, con cualidades superiores al actual, al que tiende la humanidad? Esta apelación al superhombre  es antigua, pues ya aparece en obras de Luciano (s.II) -autor que el filólogo Nietzsche se dedicó a estudiar-. Aunque este superhombre de Nietzsche, anunciado por Zaratustra como “el sentido de la tierra”, es un hombre ideal.   

  

Otro dato es el coeficiente de inteligencia, que parece que va aumentando tres puntos cada diez años. Y si el hombre es cada vez más inteligente, ¿a dónde le llevará esto? ¿A identificarse con Dios? ¿A separarse de Él? ¿A apoderarse de todo el universo?

            Por otra parte, -y esto es más tangible- vamos necesitando trabajar cada vez menos horas. Los robots se están haciendo cargo de muchos trabajos mecánicos y de las labores más pesadas y repetitivas. Una consecuencia positiva es que el hombre dispondrá de más tiempo libre. Más tiempo para sí, y para los demás. Lo que puede derivar en una mejor distribución de la riqueza. La inteligencia artificial se está aplicando cada vez más. Los propios robots ya aprenden a pensar autónomamente. En I MindTecnology, se está desarrollando un programa informático sobre inteligencia artificial, capaz de comprender el lenguaje humano. La máquina va aprendiendo a medida que se interactúa con ella. Y cuantos más datos maneja, más fiable y eficaz resulta. Incluso los robots se comunican entre sí. De continuar así, puede ser posible que el robot sustituya al hombre. Y puede llegar el momento en que el robot sea superior al hombre y lo reemplace, por inútil. En ese momento el hombre se habrá hecho el haraquiri. O se lo habrán hecho los robots.

            Hoy vivimos, al minuto, lo que está pasando  en cualquier rincón de la tierra. Este mayor conocimiento también ayudará a prodigar más las ayudas y a evitar el hambre en el mundo. Estamos explorando otros medios y otros planetas como posibles sitios en los que vivir. Es el inicio del camino para adueñarse del cosmos.

            Describir el proceso de evolución humana habido hasta el día de hoy es relativamente fácil. La ciencia ayuda aclarando casi todo. Adivinar el futuro es meterse ya en los terrenos de Dios. Pero esto es uno de los caminos que algunos científicos indican que va a seguir el hombre. El israelita Noah Harari, que ha escrito un libro titulado “Sapiens: de animales a dioses”, dice: “Estamos a punto de convertirnos en dioses. No es metáfora. Estamos adquiriendo capacidades que, tradicionalmente, eran consideradas poderes divinos, como crear vida y modificar nuestros cuerpos y mentes”.

            Otro libro que le dio fama internacional a Harari es “Homo Deus: Breve historia del mañana”. Se tradujo a 30 idiomas. Habla Harari de las tres revoluciones de la humanidad: La cognitiva, que transformó hace 70.000 años al mono en la fuerza más potente del planeta. La agrícola, otro paso enorme, y la científica, que puede acabar dando a los hombres esas facultades divinas.

            “El hilo conductor de estas tres revoluciones es el aumento de poder. Pero el poder se basa en la ficción. Ficción es la religión, la política, la economía, la nación, el dinero. Todo esto sirve para que las personas que no se conocen, colaboren. No son engaños; son realidades que funcionan de verdad, porque crean confianza y permiten cooperar. Cuando todo el mundo cree en las mismas historias, puedes construir catedrales, hospitales o ir a una cruzada. Pero todo esto puede llevar a un relativismo moral peligroso, si olvidamos que la única realidad es el sufrimiento. En el reverso del sufrimiento está la felicidad”.

            Este pensamiento de Harari es típico del judaísmo y del cristianismo. Ahí palpitan las figuras de Job, o de Cristo. Si Cristo nos redime “por su pasión en la cruz”, lo que adquiere el máximo valor es el sufrimiento. ¿Quiere decir esto Harari? Al fin, esto es doctrina católica. Puede que el camino de asumir nuestras limitaciones y nuestros sufrimientos sea el que nos lleve a encontrar ese estado divino de felicidad.

             “Es muy difícil traducir el poder a felicidad”. Con este pensamiento de Harari estoy totalmente de acuerdo. Ciertamente, el poder no nos aporta ni un gramo de felicidad.

            Señala Harari que, “hacia el futuro, hay dos posibilidades: una, elapocalipsis ambiental, que supondría la autodestrucción del hombre, y otra, que una parte de la humanidad se convierta en superhombres. Estos tendrían una comunicación directa entre sus cerebros y los ordenadores. Lo cual crearía una barrera biológica entre ricos y pobres; nos llevaría a la creación de castas biológicas. En un futuro no muy distante puede resultar que los ricos sean más inteligentes que los pobres. Y eso abre unos escenarios terroríficos”.

            Me parece difícil que el hombre inteligente del futuro elija este camino, abocado a esos “escenarios terroríficos”. Pienso que se esforzaría, más bien, por hacer llegar a todos los hombres la oportunidad de ascender a esos superiores niveles. Esto, con los medios y técnicas del futuro, resultaría más fácil, más ético y, sobre todo, menos problemático.

            Las tesis de Pinker, profesor de Psicología en Harvard, son más optimistas. En su reciente obra “Las luces ahora. En defensa de la razón, el humanismo y el progreso”,  dice que el hombre va bien, que sigue progresando. Un progreso que se debe al imperio de la razón, de la ciencia y del humanismo. Si en 1800 el 90% de la humanidad era pobre, hoy, la pobreza se ha rebajado al 10%. A la vez, Pinker se sitúa contra la actual irracionalidad, contra el predominio del sentimentalismo y del nacionalismo.

            El australiano Goldbloom es un defensor del “datoismo”, es decir, del manejo y utilización pragmática de los grandes conjuntos de datos. “Los Big Data están revolucionando los modos de vivir y de trabajar”. Al manejar un enorme conjunto de datos, las máquinas son más acertadas que el hombre a la hora de resolver problemas. La utilización de un gran conjunto de datos masivos hace a las máquinas imbatibles. Las máquinas van a ir haciendo que desaparezcan gran cantidad de trabajos actuales, empezando por los de más baja cualificación. Una máquina será mucho más eficiente en cualquier trabajo: mejor chofer, mejor asesor, mejor analista, etc.

            Esto me hace recordar cómo, cuando apareció el Plotter en Dragados, un número importante de delineantes tuvo que dedicarse a otra cosa. Lo cual ya había sucedido en la primera revolución industrial con la aparición de las segadoras y otras máquinas. Pero todo se resolvió con los nuevos quehaceres que surgieron.

            Las cualidades más buscadas en el futuro serán una rica imaginación, creatividad y arrojo. Goldbloom precisa que el trabajador del futuro va a necesitar, sobre todo,  estas cuatro cosas: 

a)     Códigos pragmáticos de conducta (90%).

b)     Tenacidad (85%).

c)     Una mente abierta (80%).

d)     Alto rendimiento escolar en matemáticas (60%).

 

Conclusiones.

            El hombre es un ser esencialmente inacabado. O, como dice Mauricio Blondel, “un ser en proceso de realización”. Esto es doctrina en el existencialismo. Y esta es la razón fundamental de su necesidad de aprender y evolucionar. Por  eso está constreñido a aprender constantemente, para sobrevivir y devenir.

            Nuestra vida consiste en irnos haciendo. “Muriendo y aprendiendo”. Solo con la muerte el hombre individual se completa y se acaba. Y esto es generalizable a todos los individuos; pero no a la especie humana, que parece que puede continuar indefinidamente (salvo que un cataclismo -ajeno o propio- la extinga).

            Hasta el presente, este proceso de aprendizaje no se ha parado. Por lo tanto, no ha tenido límites. La cadena humana, con el correr del tiempo, continuará sumando avances. En este proceso, el hombre podrá ir ganando escalones sucesivos de progreso, cada vez más cercanos a Dios. Nunca llegaría a ser Dios, pero sí a una “especie de divinización”, como admite Bergson. Con lo cual llegará a ser cada vez más “señor del universo”. Esto implica la exploración del mismo.

            Con todo esto, el hombre del futuro alcanzará un alto grado de bienestar. Alcanzará un mayor dominio de los aires (podrá volar más rápido, más lejos, más seguro, en solitario o en grupos)  y de las aguas (surcándolas con mayor seguridad y construyendo ciudades subacuáticas). La comunicación quizá sea por pensamiento, y no harán falta idiomas. Si nos concretamos a la evolución tecnológica, el avance no es aritmético, sino geométrico. Se tarda mucho menos tiempo, cada vez, en conseguir modelos más fiables y eficientes. Y si atendemos al potencial de progreso, la evolución podrá ser mucho mayor. Porque la evolución del cerebro del hombre, al menos en su utilización práctica, ha ido mucho más lenta. Las potencialidades del cerebro humano permanecen sin usar en una enorme proporción, que algunos autores llegan a evaluar, más o menos arbitrariamente, en un 90%. Por tanto, el campo de posibilidades de desarrollo que se abre al hombre es inmenso. Por todo esto, el hombre acumulará mucho más poder. Pero con esto no será más feliz.

            Por razones biológicas y de búsqueda de una mejor vida, el occidente probablemente será engullido por el sur y por el oriente.

            El nuevo hombre, más inteligente, no querrá desaparecer; unirá sus esfuerzos para no morir del todo. Por eso, especialmente el hombre de occidente, tendrá que limar sus diferencias de razas, de países, de pequeñeces, y abrirse a nuevos modos de vida. Tendrá que despertar de su éxtasis de egoísmo.

            El estado utópico que presentó Tomás Moro en el s. XVI en su “Librito verdaderamente precioso acerca del óptimo estado de la república y de la nueva isla utópica”, acaso no sea tan disparatado. Un estado perfecto, basado en la virtud como fundamento de la moralidad, que permita el ocio para el perfeccionamiento moral e intelectual. No es aceptable tal cual, pero “apunta maneras”, aprovechables para el hombre del futuro. Sobre todo, ese aspecto de la virtud como base y el ocio como vía de perfeccionamiento. Estas “maneras” ya las apuntaba Platón.

            Quizá no sea disparatado pensar que el hombre del futuro pueda “darle la vuelta al tiempo”, y así, objetivar y conocer los datos del pasado. Ver a Confucio, a Cristo, a Colón, e incluso, oír sus palabras. Sería interesante ver cómo han ido cambiando los mensajes a lo largo de la historia.

            Persiguiendo las tendencias de que hablábamos antes, quizá no sea demasiado disparate deducir que nuestras religiones dogmáticas (cristianas, musulmanas, judías…) van a ir dejando paso a otro tipo de religiones más abiertas, más comprensivas. La hipocresía de nuestras creencias religiosas (decimos una cosa, pero hacemos otra, o nos lo perdonan todo) hará que éstas declinen. De hecho, las generaciones jóvenes ya las están abandonando. Acaso haga falta  buscarles nuevas salidas a las contradicciones de nuestras religiones. ¿Cómo se concibe un cuerpo de carne y hueso en un cielo inespacial? ¿De qué modo puede estar en ese cielo Mahoma con su caballo blanco? Lo que me parece cierto es que la felicidad solo puede venirle al hombre por el cultivo del espíritu, del amor. Todas las religiones tendrán que someterse  al filtro del amor al universo, a todo el universo. Y quizá, pasar así un nuevo calvario.

            Lo que más va a necesitar en el futuro el hombre es imaginación. “La imaginación es una facultad sumamente preciosa. Creerla indispensable solo para los poetas es un error y un prejuicio imbécil. Es igualmente necesaria en matemáticas, y sin imaginación ni el cálculo diferencial ni el cálculo integral habrían sido inventados” (Lenin).

            Hace unos días, ojeando el ideario del colegio al que asisten algunos de mis nietos -SEK-, leí que, en pocos años, el 65% de las profesiones actuales dejarán de existir. No es cosa nueva; pero la creo cierta. En este caso, más que formación en contenidos, tendría que centrarse la enseñanza en formación en criterios, en principios generales, en filosofía (modos de pensar), en métodos de inventiva y de respuesta a situaciones nuevas, etc. Esto no les gusta a los políticos. Prefieren que la gente no piense. Quizá por eso han quitado de los estudios troncales del bachillerato las asignaturas de pensamiento.

            El hombre del futuro será mucho más capaz. Y puede que también más “sabio”, aunque esto comportaría una cierta moralidad, un aceptar el orden cósmico de los estoicos o de los budistas y someterse a él; y un acercamiento al sentido aristotélico de “conocimiento superior de los primeros principios”. Por otra parte, el sabio sería capaz de frenar ese apetito por la novedad, por el confort y esa tendencia hacia la sociedad del bienestar; y de buscar un fundamento más sólido en la bondad personal, en el bien-ser. Y esto sí que supondrá una aproximación a valores de índole espiritual y, por este camino un acercamiento a Dios.  Lo cual completaría  el desarrollo humano que venimos describiendo. Pero esto último sería un “desiderátum”, más que un pronóstico.

COMENTARIOS EN TERTULIA

La evolución humana sigue los mismos patrones que todo en el universo. El homo se separa del simio hace unos 4 - 6 M años, ambos evolucionan y el simio sigue evolucionando como aprendiendo la posición de bipedestación por mimetismo. La naturaleza del cretácico con niveles altísimos de CO2 da lugar a la aparición de las masas calizas; un gran descenso del CO2 a finales del paleolítico permite la aparición del cereal. Sabemos desde el s. XIX que el movimiento engendra calor y que la litosfera se mueve sobre un magma que no sabemos medir ni entender, pero que es causante, junto a otros fenómenos, de ciclos glaciales y cálidos. Incluso conocemos mejor la evolución del universo que la del interior de nuestro planeta.

El hombre es psicofísico y se mueve, además de por genética y aprendizaje, por capacidades mentales poco estudiadas, pero que sabemos que en un alto porcentaje se debe a elementos inconscientes, subconscientes, y por sentimientos que no somos capaces de controlar más que en mínima parte.

Decimos que hemos evolucionado mucho, pero no podemos presumir de ser más inteligentes que nuestros antepasados si nos comparamos con los hombres de Altamira, Lascaux, Chauvet, con la cultura egipcia y griega que conocía más medicina que el Renacimiento, con el heliocentrismo de hace 2000 años que mide la tierra con una exactitud que no se superó hasta el s. XVIII. La diferencia actual no deviene de una mayor inteligencia, sino de tecnologías más avanzadas. Newton construye su Física gracias a instrumentos que le permiten cierta exactitud de medición. Del mismo modo que Einstein crea su teoría basada en los conocimientos científicos de inicios del s. XX sobre la velocidad constante de la luz y el electromagnetismo. Nuestro mayor conocimiento del universo no procede de nuestra inteligencia, sino de la tecnología de satélites, del gran colisionador de Hadrones LCH del CERN, o de observatorios espaciales.

Vemos como casi todo evoluciona a nuestro alrededor, las familias, la ética de la sociedad, los valores morales. Los que parecían pilares inamovibles: familia, colegio, iglesia hoy apenas se mantienen. Los matrimonios que a inicios del s. XX tenían 10 – 15 o 20 hijos, hoy apenas llegan a dos y en muchos casos ese matrimonio ni existe.

La historia nos explica estos cambios. El humano paleolítico crea sociedades que no se basan en la familia, sino en la tribu o el clan. En Grecia no existe una palabra para la actual familia, ni para el matrimonio, que es tan solo regido por la costumbre. En Roma el “Pater familia” significa un conjunto de bienes, animales y personas, incluso esclavos, bajo el dominio del Señor. El matrimonio canónico no existe hasta el s. XIV y no adquiere carácter sacramental hasta el XVI, mientras los luteranos ni lo consideran sacramento. El paleolítico nos muestra ciertos ritos o costumbres que implican un “sabio” de la tribu, llámese hechicero, adivinador o santón, que ante los fenómenos que el humano no entiende (la luz, la noche, el sol, el fuego, la lluvia, las desgracias), da una explicación subjetiva y obliga a ofrendas y a un reconocimiento de su carácter único y salvador. El humano ha creado al intermediario con lo desconocido, y lo eleva a dirigente. Luego es el intermediario el que crea una cosmovisión de su mundo, que se propicia con ofrendas, incluso de víctimas humanas.Esa visión del mundo creada por el intermediario es lo que muchos siglos más tarde llamamos religiones.

Al salir de nuestro pequeño mundo se descubren otras formas de entender la vida. Un noruego se quejaba a un español de que su vida era mucho más dura. Decía “tú haces lo que te venga en gana, aunque sea malo, y luego te confiesas y te dan el perdón y ya estás limpio. Yo lo tengo muy difícil, tengo que hablar directamente con dios, y ni tan siquiera puedo constatar que me escucha”. El católico se salva por la fe y por sus obras, y hay una mayoría de poca fe que compra el cielo con limosnas como siempre fue con las bulas, los pecados tarifados en ducados, florines y táleros, baremo vigente en toda Europa. El protestante solo se salva por la fe, y nunca sabe si es poca o suficiente.

La inteligencia del humano es muy discutible cuando se ve la violencia de la que es capaz. Toda la historia es un cúmulo de venganzas, odios, ansias de botín. Desde Caín a todos los excesos del Levítico, pasando por las cruzadas, las guerras de religión, el nazismo o la salvajada de la guerra de Vietnam. Es verdad que la violencia y los delitos van disminuyendo desde hace siglos, lo cual no significa que seamos menos violentos, sino que la sociedad ha creado unas reglas y unas penas que actúan a través del miedo como disuasorias y que son una constricción que evita el delito, pero no las bajas pasiones que estallan con frecuencia en crímenes espantosos.

A inicios del s. XXI vemos una enorme amenaza a una bajísima natalidad con muchos millones de inmigrantes desde África a oriente medio que en cualquier momento puede inundarnos con otras culturas, valores y formas de vida. Alguien mencionó que la bonanza económica desde 1960 a 1975 se debió en España a una sensación de bienestar y progreso porque Franco tuvo la habilidad de crear una burguesía de clases medias con un futuro claro. Extrapolando el sistema parece que el seguir gozando de bienestar sería viable tan solo con una ayuda masiva de Europa al norte de África que genere puestos de trabajo, elevación del nivel de vida, e impida ver nuestra vieja Europa como la única solución.

Los biólogos explican que, en general, una especie se extingue dentro de los primeros 10 millones de años posteriores a su primera aparición. Con el aumento de la población las extinciones se han incrementado a niveles no vistos antes desde la extinción masiva del Cretácico. Nos separamos del simio hace unos 6 millones de años. Hace dos millones de años en África, numerosas especies de aspecto humano deambulaban por el planeta. Algunas eran parecidas a nosotros. ¿Por qué sobrevivimos, mientras que todos nuestros parientes más cercanos desaparecieron? Nuestro cerebro ha sido un arma de doble filo.La forma de inteligencia que tiene la especie humana nos ha concedido poder y un supuesto libre albedrío, que no lo es tanto. Un poder para construir y poder para destruir. No hay otro mamífero como nosotros, que tenga una población de 7.000 millones de individuos, agotando recursos a lo largo y ancho del planeta, contaminando y amenazándose mutuamente. La violencia congénita del humano parece que nos puede llegar a extinguir por nuestra propia mano antes de lo previsto. Luego la Tierra seguirá viviendo más de 3.000 millones de años sin nosotros.

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