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 TERTULIA DE ARTE - GUSTAVE MOREAU, Pintor. Por Enrique Cabellos

Categoría: Historia
Fecha: 19/04/2024

Gustave Moreau 1826-1898

A final del XIX surgen figuras revolucionarias como Van Gogh y Gauguin que abren nuevos caminos del XX y un punto singular es Gustave Moreau que prefigura el fauvismo, el simbolismo, el modernismo, lo prerrafaelita, e incluso el tratamiento del desnudo en el futuro Klimt, o la abstracción.

El simbolismo es un factor común que recorre todo el XIX, e incluso se infiltra en el XX, cuyo máximo exponente es G. Moreau, que muestra a sus alumnos a jugar con el color desligado de la forma, que cristalizará en el fauvismo de inicios del XX, llegando a Marc Chagall.

Gustave Moreau 1826-1898: es pintor anómalo, solitario, fuera de época. Despreciado por la crítica por no estar “en la onda” del momento, precursor del simbolismo, manía por lo oriental hasta el exceso, tomada de la moda de inicios del XIX, dibujo exótico de tema hindú imaginario, siniestro, exagerado y detalladísimo hasta ser agobiante. Tanto detalle en bocetos y dibujos se convierte en borrosas sugerencias en el óleo final. Es ídolo de los surrealistas con llamadas al inconsciente. Es pintura “inacabada”, con uso libérrimo del color y con esbozos y tonos de gran audacia y modernidad, el dibujo de densísima textura queda desvinculado del color que se sale y crece de forma abstracta, como luego hará Marc Chagall, un gran dibujante que maneja el cromatismo como un abstracto. A final del XIX los informalistas y los fauvistas le declararon su precursor ya que les enseñaba la libertad y el manejo del color como parte estructural del cuadro. Organiza las formas en grandes ejes verticales con contrastes de penumbra y luz. En un mismo cuadro hay zonas de gran detalle y otras con formas que se deshacen. Participa con Gauguin en la escuela de Pont Aven, de donde saldrán algunos fauvistas, alternando con prerrafaelitas y simbolistas que marcan su desarrollo. Aunque el simbolismo nunca fue valorado como una tendencia autónoma, recorre de forma subterránea todo el s. XIX, aflorando con fuerza en Moreau, los Prerrafaelitas, e influyendo en los postimpresionistas, Art Nouveau, fauvistas, y deja su impronta en Gauguin, Zuloaga y en Munch.

Odilon Redon 1840-1916: Algo mayor que Moreau sigue sus pasos del exotismo, entre sus dictados de lo imaginario, lo inacabado y el detalle de los prerrafaelitas, es enigmático, introduce la imaginación y el subconsciente, y es pieza clave de simbolistas y Nabis con lo irreal y onírico. Opuesto al naturalismo del impresionismo imperante crea un misticismo de potente colorido. Hacia 1880 descubre a Goya, es grabador al aguafuerte con su serie “Negros”, oscuro, macabro y triste, lleno de sueños y pesadillas, con monstruos mitológicos, fantásticos y enigmas difíciles de descifrar. Hacia 1890 entra en el color que sigue su línea enigmática. Es su mejor época con decoración de palacios soberbia, a caballo del modernismo, con “coup de fuet”, y fantásticas floraciones, medio abstractas, con algunos elementos simbolistas y un bello colorido alegre y creativo. Sus murales se llenan de flores, plantas, lianas, formas marinas y orgánicas, mariposas, frutas y personajes. En esta ascensión hacia la luz lo más interesante son sus fondos. Se olvida del personaje que pasa a ser secundario para crear unos fondos llenos de color en texturas abstractas. El motivo o personaje ocupa menos del 20-30% del cuadro y el resto es un fondo bellísimo lleno de contrastes, masas de color muy trabajadas, y golpes de espátula.

Estos últimos artistas, Corot, Courbet, Moreau, Redon, así como otros representantes del realismo, Millet, Delaunay, Puvis de Chavanne, o incluso un americano radicado entre Londres y Paris, James Whistler 1834-1903, forman una generación de nacidos a inicios del s. XIX que, sin poderlos calificar de impresionistas, van evolucionando hacia temas atrevidos, tratamientos de la luz y el color, o la búsqueda de la naturaleza, sin imponer ni la gloria del color, ni la obra típica del campo exterior.

El desnudo nace con fuerza en Grecia como modelo, equilibrio, belleza fría e intelectualizada. Roma lo hace más barroco y violento y desaparece durante once siglos hasta que reaparece en el Renacimiento italiano como símbolo de la belleza y del amor humano, pero siempre con gran elegancia y mesura. Con el Romanticismo desbocado a partir de mitad del XIX hay una invasión avasalladora del desnudo con toda su fuerza erótica y naturalista. Es el academicismo de la segunda mitad del XIX que desde Francia impone su ley basada en la corrección de estilo, dominio del dibujo sobre el color, equilibrio de la composición, y temas históricos y grandilocuentes, que acoge el Salón de Paris, enfrentado al nuevo impresionismo, al tiempo que estos critican la falta de novedad y de creatividad del Salón. Sin embargo, es espléndida y refinada pintura como heredera de la tradición neoclásica. Es el canto del cisne antes de las vanguardias. Hay una verdadera inundación de cuerpos femeninos enredándose en una orgía de movimiento, sensualidad y carnalidad. En Francia los academicistas hacen pintura para gustar y disfrutarcon profusión de desnudos eróticos, Corot paisajista, Courbet realista y naturalista (el origen del mundo 1866), Cabanel, Moreau, Doré, Gérôme, muchas veces con carácter cinematográfico por su movimiento.

Edgar Degas 1834-1917, comenzó como admirador de Ingres y copiando a los maestros renacentistas del Louvre hasta que su amistad con Manet le introduce entre los impresionistas cuando nada tuvo de ellos, ni luz natural, ni pincelada breve, ni manchas, ni espontaneidad, ni descomposición de la luz, ni “plein air”. Tuvo más que ver con realistas como Courbet y Corot, y admiró el orientalismo de Gustave Moreau. Es un ejemplo de como la “vox populi” encuadra a un artista en un nicho (en este caso como impresionista) de forma falsa y sin razón. El caso opuesto es Eugène Boudin.

Fauvismo: lo sugiere el crítico Vauxcelles 1905 “Un Donatello parmi les fauves” al comparar un clasicista con los “fauves” que se inspiraban en Manet, Van Gogh, Gauguin, los Nabis, la estampa japonesa y los neo impresionistas. Los primeros fueron Matisse (voluptuoso y desnudos), Rouault (típico perfilado grueso en negro), Marquet (color suave, poco fauve), Manguin (colorista símil Anglada Camarasa), Camoin (color suave y entonado), Derain (infantil), Vlaminck (color rabioso, pincelada gruesa con relieve) que eran discípulos del Gustave Moreau simbolista, que les animó a jugar con el color y la vida moderna, que más tarde hacia 1905, fueron a la costa Azul buscando la fuerza de la luz.

El fauvismo tiene tres fuentes que entremezclan sus aguas, el estudio de Gustave Moreau donde acuden Matisse y sus amigos, la “escuela de Chatou” con Derain y Vlaminck, y el grupo del Havre. Lomás sorprendente es la fugacidad del movimiento que solo dura unos tres años. Exceptuando a Matisse y a Vlaminck que continúan como grandes coloristas, la mayoría sigue por otros caminos y es llamativo como el Braque fauvista de pincelada curva, blanda y movida, cuando Picasso en 1907 con “les demoiselles d’Avinyó” inventa el cubismo, se cambia de bando y sigue a su nuevo maestro en la ruta cubista.

Henri Matisse 1869 – 1954, comenzó a estudiar bellas artes con cerca de 30 años dirigido por Gustave Moreau que le enseña que el color puede tratarse de forma subjetiva sin coincidir con la forma, con Gauguin se atreve a los contrastes vibrantes, y en Pierre Bonnard y André Derain percibe la belleza decorativa; pero luego es el diálogo artístico con Picasso lo que marca su obra total.

Los medios de comunicación confunden más que orientan, tal como es el caso de Eugène Boudin 1824-1898, tal vez el primer impresionista que desde su residencia en Honfleur, junto a Le Havre, aplica su modelo de “plain air”, pincelada corta, colorido, bellos celajes, que tiene mucho éxito entre los veraneantes de las playas de Normandía. Corot le apodó “el rey de los cielos”. Participó en los salones de París muy pronto desde 1859 y en la exposición Universal de 1889, siendo premiado con la Legión de Honor en 1892. Pintó muchísimo, su marchante colocó sus muchos cuadros en USA, lo que explica sus 60 obras en National Gallery de Washington, junto a los museos locales de su entorno. Su carácter de pintor local, humilde y normando provocó un olvido muy temprano. Nunca estuvo en el meollo de tendencias ni exposiciones. Su pintura playera fue un atractivo que promocionó el turismo normando, ofreciendo la luz y los mejores nubarrones.

Ejemplos de grandes pintores españoles olvidados: Benjamín Palencia, Julio Romero de Torres, Casimiro Tarrassó, Esteban Vicente, Godofredo Ortega Muñoz (escuela de Vallecas), Aureliano de Beruete, Benjamín Palencia, Ignacio Pinazo.

 

Moreau nació el 6 de abril de 1826 en París, Francia. Su padre, Louis Jean Marie Moreau, fue arquitecto, y su madre, Adele Pauline Desmoutier, se dedicó a la música. La familia formaba parte de la burguesía de la época. Fue muy protegido mientras creció, en parte porque desde muy pequeños tuvo muchos problemas de salud. Su hermana murió cuando Gustave tenía 13, y le sacaron de la escuela para cuidar su salud.

La buena posición económica de los Moreau permitió que Gustave recibiera una buena educación, su padre se encargó de que tuviera una formación clásica. Su madre, por otra parte, lo incentivó a desarrollarse en las artes. Esto le motivó a empezar a dibujar a los 8 años.

Educación. Su verdadero amor por el arte nació tras una visita a Italia cuando tenía 15 años. Posteriormente, su padre le dejó estudiar con Picot, un artista no muy importante, pero que destacó por su vocación para la enseñanza.

En 1847 formó parte de la Real Escuela de Bellas Artes, en París. Dejó la institución después de fallar dos veces en conseguir el premio Roma, una beca que daba el gobierno de Francia a los estudiantes de arte.

Influencias. Para Moreau solo hubo un artista que realmente marcó su trabajo: el pintor francés, aunque nacido en República Dominicana, Théodore Chassériau (1819-1857). Moreau y Chasseriau tuvieron una buena relación y, de hecho, ambos vivieron en la rue Frochot.

Claro que Moreau no fue ajeno al trabajo de otros grandes artistas de la época y de tiempos previos. En un viaje a Italia en 1857 estudió las obras de pintores reconocidos, como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Giovanni Bellini. Dedicó dos años al estudio de esos pintores.

Su trabajo también dejó una huella en otros artistas. Influenció el trabajo del pintor francés Odilon Redon (1840-1916), famoso por sus trabajos simbolistas desde muy joven.

Moreau fue maestro en la Escuela de las Bellas Artes en París. Este rol lo desempeñó desde 1888 hasta su muerte. Allí también influenció de forma notable a otros artistas, como Henri Matisse o Georges Rouault. En la escuela de Pont Aven toma contacto con Gauguin, con fauvistas y con prerrafaelitas y simbolistas. Para muchos, destacó por su estilo más liberal para la enseñanza.

Muerte. Murió el 18 de abril de 1898. Su casa, donde también se encontraba su taller de trabajo, fue cedida al Estado francés. La vivienda posteriormente se convirtió en el Museo Gustave Moreau, que abrió sus puertas en 1903.

En el museo se pueden encontrar cerca de 8.000 obras de Moreau, entre cuadros, acuarelas y dibujos. Las colecciones fueron organizadas por su albacea y por dos de sus amigos más cercanos. El Museo Thyssen, de Madrid, también alberga dos de sus obras más importantes: Las Voces y Galatea.

Obras. Los primeros trabajos de Moreau fueron copias de obras de otros artistas reconocidos. Instaló su taller en el tercer piso de una casa.

Empezó su carrera como pintor en 1852, cuando su obra Piedad fue expuesta al público. En los años siguientes, siguió produciendo cuadros, y exhibió obras como La muerte de Darío y Atenienses con el Minotauro. Su mejor época la inició en la década de 1860, cuando creó Edipo y la Esfinge. Fue en esta etapa cuando centró los temas de sus trabajos en la religión, la fantasía y la historia. Ofreció nuevas lecturas a escenas ya conocidas, especialmente de la mitología griega.

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